COLPRENSA | LA PATRIA | MEDELLÍN
El 2019 fue un año desafiante para el mundo y el recién iniciado 2020 no se perfila más fácil, económicamente hablando. Es así como los analistas de Credicorp Capital anticipan un crecimiento mediocre de las grandes economías globales.
Además, prevén que las convulsiones sociales observadas en Chile, Ecuador, Bolivia y Colombia, que parecen haber menguado, podrían reavivarse en cualquier momento en caso de que las exigencias no sean atendidas.
A su turno, los investigadores de mercados de Davivienda Corredores advierten que una extensión de esas manifestaciones podría tener impactos importantes en la confianza de los consumidores y los empresarios, lo que afectaría la dinámica en el gasto de los hogares y la inversión privada (ver Para saber más).
En ese contexto, la medición de confianza del consumidor elaborada por Fedesarrollo, a noviembre, mostró su peor registro del año (-14,4 %), mientras que la confianza empresarial tuvo un balance mixto, pues los comerciantes observaron una mejora y los industriales un deterioro, lo que se constituye en una señal bajista para la dinámica de la industria en el arranque de año.
Los buenos deseos
Desde la dirección de Investigaciones de Bancolombia la apuesta es por una economía dinámica, pero que también le posibilite al país avanzar en otras dimensiones.
“Creemos que hay condiciones suficientes para que se consolide una recuperación sustentada en la inversión privada y el avance del mercado interno”, se lee en un informe de balance de 2019, en el que se agrega que esa dinámica debe permitir que la tasa de desempleo (9,3 % en noviembre) empiece a ceder terreno y los beneficios del crecimiento lleguen a más personas.
Otra aspiración es que la intensidad con la que se traslade la depreciación del peso frente al dólar a los precios siga siendo limitada, lo que permitirá no solo que la inflación se mantenga dentro de su rango de referencia (entre un 2 % y un 4 %), sino también que el Banco de la República pueda continuar desplegando una postura de política monetaria que apoye el dinamismo de la actividad productiva.
Otro factor clave será que una tasa de cambio del dólar competitiva y una oferta de productos más variada y atractiva impulse las exportaciones, aunque sin perder de vista el comportamiento de los precios en los mercados internacionales de materias primas como el petróleo y el café, que seguirán teniendo un peso preponderante en las finanzas del país, por algún tiempo.
EL SALARIO MÍNIMO
El gobierno decretó un ajuste del salario mínimo de 6 %, lo que para los analistas económicos de Bancolombia podría generar presiones inflacionarias, porque “venimos de un entorno en el que los costos están creciendo a una tasa superior que los ingresos”.
Además, advirtieron que la debilidad del mercado laboral con la que culminó 2019 (de 9,3 % en noviembre según el Dane) vería un obstáculo adicional hacia la formalización y creación de nuevos puestos de trabajo, por lo que esta medida se torna como un riesgo alcista para la proyecciones de tasa de desempleo para este 2020.
Finalmente, el gobierno vería una presión en sus finanzas, por ejemplo, por la vía de un mayor pago de mesadas de pensiones.
PRECIOS AL CONSUMIDOR
El año pasado finalizó con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) o inflación de 3,80 %, cifra mayor al 3,18 % con la que cerró el 2018. Para el año bisiesto que llega hoy a su quinto día, los analistas que respondieron la Encuesta Mensual de Expectativas Económica del Banco de la República señalaron que este indicador estará en 3,36 %, manteniéndose en el rango meta del Emisor, es decir entre 2 % y 4 %.
Para los expertos en mercados de Bancolombia, buena parte de esa estimación radica en el desempeño que observen los precios de los alimentos, pues esta canasta fue la que se encargó de llevar la inflación total a niveles cercanos al 4 % el año anterior. De hecho, su variación anual evidenció una aceleración notoria, al pasar de 2,91 % a principios de año hasta 5,95 % en la lectura de septiembre. “Los siguientes meses en materia de inflación serán retadores. Esto, en la medida en que en nuestra senda prevista para el primer trimestre del año esta variable, el IPC, desbordará el 4 %. Las fuerzas alcistas que predominarán serán la transmisión de la depreciación del peso frente al dólar ante un nuevo ciclo de fijación de precios y los choques que pueden afectar las tarifas de los servicios públicos”, advirtieron.
En línea con esa apreciación, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) anotó que habrá que monitorear la senda de los servicios regulados, porque en la energía eléctrica han confluido las sobretasas para el salvamento de Electricaribe y la mayor porción de comercializadoras acudiendo a compras de energía en bolsa.
EL DÓLAR
El ascenso de la Tasa Representativa del Mercado del dólar (TRM) al término de 2019 fue de $27,39, pues inició el primero de enero en $3.249,75 y cerró el 31 de diciembre en $3.277,14, incluso ubicándose $111,89 por debajo de la estimación de la Encuesta Mensual de Expectativas Económica del Emisor, que proyectó un precio de la divisa norteamericana de $3.389,03. Vale anotar que el año pasado la cotización de la moneda estadounidense marcó récord al alcanzar los $3,522,48 el pasado 30 de noviembre. Pero, para el cierre de este año los 40 analistas que respondieron la encuesta del Banco de la República apostaron por una TRM promedio de $3.331,75, con un rango mínimo de $3.000 y un máximo de $3.900. A su turno, en la última Encuesta de Opinión Financiera de 2019 de Fedesarrollo los analistas consultados pronosticaron para los próximos tres meses que la tasa de cambio se ubicará entre $3.300 y $3.470, con $3.350 como respuesta mediana. Desde su óptica, los investigadores económicos de Credicorp Capital mencionaron que la tendencia del peso estará definida principalmente por factores externos. “Entonces, si la incertidumbre disminuye significativamente en medio de una recuperación sólida del crecimiento global, creemos que la tasa de cambio alcanzará $3.150 al finalizar el 2020. Por el contrario, una nueva ola de aversión al riesgo podría presionar al peso a alcanzar nuevos mínimos históricos frente al dólar, como los reportados en noviembre anterior”, se lee en su Reporte Macroeconómico Trimestral.
EL EMISOR, CON EL RADAR ENCENDIDO
Desde abril de 2018 la tasa de política monetaria del Emisor se ha mantenido constante (4,25 %), lo que se constituye el período más largo de invariabilidad de ese porcentaje desde la adopción del esquema de inflación objetivo. “Esta inusual circunstancia ha sido favorecida por una inflación bajo control y un crecimiento de la economía que se ha acercado cada vez más al crecimiento del potencial (4 % según cifras de Marco Fiscal de Mediano Plazo)”, se lee en el Informe Anual, de Davivienda Corredores. Para este año, los analistas de esa firma comisionista de bolsa esperan que la tasa de interés del Banco de la República siga estable por un buen tiempo, en la medida en que la inflación no amenace el cumplimiento de la meta, es decir que se mantenga entre 2 % y 4 %. “Confiamos que en la segunda mitad del año la tasa de intervención pueda ajustarse moderadamente a la baja
en la medida en que la inflación retome una tendencia más contundente, también a la baja”, añadieron. Por su parte, los analistas de Alianza sostuvieron que tras la reunión de la junta directiva del Emisor, realizada en diciembre, no se visualiza un cambio de postura en el mediano plazo. “De acuerdo con las declaraciones del gerente, Juan José Echavarría, la decisión sobre la tasa seguirá siendo examinada mes a mes, pero espera que el 4,25 % se mantenga por un tiempo adicional, en palabras de él mismo: a finales del 2021, podría ser muy lejos”. Que el banco central no vea movimientos en las tasas en los próximos meses, obedece a que espera que la inflación converja hacia 3 % este año. Sin embargo, se resaltó que una de las principales fuentes de incertidumbre es la persistencia de la depreciación del peso frente al dólar y cómo esto afectaría los precios al consumidor.
GENERACIÓN DE EMPLEO
La tasa de desempleo en noviembre fue 9,3 %, superior al 8,8 % registrado un año antes, fenómeno explicado por un mayor desempleo urbano. Con la información reportada por el Dane a finales de diciembre, los analistas del Banco Itaú explicaron que la desocupación urbana aumentó a 10,4 % desde 9,8 % registrado el año anterior. Mientras tanto, el empleo total creció un 1,8 % interanual en noviembre, después de siete meses consecutivos de caídas, lo que llevó al primer aumento de la tasa de participación desde marzo de 2019. Para los investigadores económicos de este establecimiento financiero: “Los signos incipientes de mejora en el empleo podrían contrarrestarse con el aumento anunciado del salario mínimo del 6 % para 2020, por encima de la productividad laboral y la inflación esperada para el final del año (que según Itaú sería 3,8 %). A pesar de algunas mejoras en las cifras mensuales, la dinámica laboral siguió siendo en general débil en el trimestre septiembre-noviembre”. Desde la perspectiva de los expertos de Bancolombia, este año la ocupación podría tener aspectos a favor: “A lo largo de los últimos dos años el consumo de los hogares se ha expandido por encima del gasto agregado de la economía, y en 2020 esta tendencia continuará. Si bien la brecha entre consumo y Producto Interno Bruto se cerrará paulatinamente, es de esperar que la estabilidad de los ingresos reales de los hogares sea el principal factor de impulso de la demanda”. También anticipan un crecimiento en la ejecución de las obras de cuarta generación (4G).
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