RICHARD AGUIRRE
NEGOCIOS | LA PATRIA
Como se dijo durante el último mes, la Reforma Tributaria radicada ante el Congreso de la República el pasado miércoles traerá impuestos para todos.
Desde el incremento del 3% en el Impuesto de Valor Agregado (IVA) para algunos productos, que pasarán del 16% al 19%, hasta el tributo que deberán pagar las bebidas azucaradas, que sería de $300 por cada litro y el incremento en el impuesto para las cajetillas de cigarrillos de 20 unidades, que pasará de $700 a $2.100. Lo único claro es que esa es la propuesta que se radicó, pero que aún no se discute y tiene encendido el debate económico en el país.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, defiende la reforma argumentando que se requieren recursos, todo esto provocado por la crisis del petróleo que golpea al país desde finales del 2014. "Queremos que esta reforma pase a la historia como la que por fin logró detener el cáncer de la evasión de impuestos", señaló el ministro durante la radicación, refiriéndose a que habrá cárcel de entre cuatro y nueve años para quienes cometan el delito de evasión de impuestos o que inventen deudas para salirles al paso a las obligaciones tributarias.
Jaime Alberto Valencia Ramos, decano de la facultad de Estudios Sociales y Empresariales de la Universidad Autónoma de Manizales, destacó que la reforma es fiscalista, que pretende lograr mayores recaudos de tributos, para cubrir el déficit económico que se tiene. "Ese déficit se ha generado, entre otras cosas, por la reducción del precio internacional del petróleo, dado el carácter de dependencia que tienen los ingresos de la Nación con respecto a este bien", afirmó.
Sobre esto, el exministro de Agricultura entre 2013 y 2014, durante el primer gobierno del presidente Santos, Rubén Darío Lizarralde, señaló que la reforma se queda corta y no es tan estructural como se había planteado, pues solo modifica el Estatuto Tributario. "La reforma ajusta unos ingresos, pero no es estructural. Lo relacionado con subsidios y exenciones que no están impactando el desarrollo o la generación de empleo no fueron tocados, y estos le podrían generar recursos a la Nación", destacó.
El IVA a productos y servicios es el factor que más genera debate en el ambiente económico y es el que sostendrá gran parte de la reforma.
El senador del Centro Democrático, Carlos Felipe Mejía, considera que se afecta directamente el bolsillo de los colombianos, sin pensar en los efectos negativos que esto traería en la economía de los hogares, pues los productos se encarecerán. "Es muy grave. Esto es producto del despilfarro de los seis años del presidente Santos y lo que están haciendo es afectar a las familias", destacó el senador, tras recordar las promesas de la campaña presidencial, en las que el mandatario aseguró que no se aumentarían los impuestos.
El exministro de Agricultura califica la reforma como "pañitos de agua tibia" que no solucionarán los problemas con los que cuenta el país y criticó que la reforma se pensó buscando que la comunidad financiera internacional no le baje la calificación de riesgo a Colombia. "El más afectado es quien no tiene empleo o el informal y, en ese sentido, quien tiene un empleo formal, que es la minoría del país, será el que pagará una mayor tasa de tributación", agregó.
El decano de Estudios Sociales y Empresariales destacó que esto implicará que al consumidor final los bienes gravados le llegarán con precios más altos, lo cual podría jalonar la inflación en el futuro. "Es una medida que al recaer en impuestos indirectos contribuye a profundizar la desigualdad. Los sectores de menores ingresos serán los que más se afecten con el aumento", resaltó.
Otra visión tiene el economista Marcel Hofstetter Gascón, director del programa de Finanzas y Comercio Internacional de la Universidad de La Salle, en Bogotá, quien destacó que la canasta básica familiar debería gravarse, por lo menos, con el 1%, con el objetivo de crear cultura tributaria en los colombianos. "Los bienes públicos no salen de la nada. Desde todos los sectores sociales se debería tener esa cultura y que pase del 16% al 19% es lo mínimo que puede hacer el Gobierno", afirmó. Resaltó que no es una reforma estructural, pero considera que lo relacionado con los dividendos es lo básico para continuar el camino hacia una economía sólida.
En este factor, el exministro también destaca que era lo que se esperaba. "Realmente Colombia es un país que paga un IVA bajo", agregó.
Para el decano, el argumento de gravar las bebidas azucaradas y subir el impuesto a los cigarrillos, se fundamenta en la idea de disminuir la demanda de estos productos, con el fin de reducir la ocurrencia de enfermedades asociadas al consumo de ambos. "El precio de gaseosas subirá y golpeará la canasta de consumo".
Para Hofstetter Gascón, este paso es fundamental, pues las economías avanzadas generan tributos en función de los bienes que son nocivos para la salud. "El Gobierno busca financiar y desincentivar esos tributos destinados a combatir esos males", dijo el experto.
Ambos coinciden en que se trata de una apuesta que busca mejorar los indicadores, con el fin de obtener mejores finanzas y lograr economía sólida.
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