
En cualquier juego, si no ganaba, se enojaba. Y no recuperaba el buen genio hasta disfrutar del triunfo. "James Rodríguez siempre ha sido muy competitivo". La referencia viene de Matheus Uribe, quien comparte amistad con él desde que el deporte los juntó, a los 13 años, en el Envigado, luego de ser rivales en el Ponyfútbol.
Aunque James pasó de largo para el plantel profesional por sus condiciones y aptitudes, la cercanía se mantuvo, y se hizo más estrecha cuando el ahora 10 del Real Madrid se fue para el Banfield de Argentina. En su casa, en Buenos Aires, recibió por un tiempo a Matheus, quien intentó consolidarse en Deportivo Español y Huracán.
"Tengo mucho que agradecerle a él y a su familia que me acogieron", cuenta el ahora mediocampista del conjunto naranja, al definir a James con un muchacho "extrovertido y alegre", en contraste con ese personaje serio y tímido que se ve por la televisión.
"Le gustan los chistes y la recocha", relata Uribe que siempre lo percibió como un chico enfocado en lo que quería en la vida. "Lo que vive hoy no es suerte, él siempre trabajó para eso y ahora recoge los frutos".
Muchas veces, después de los entrenamientos y en la lejanía del país natal, jugaron playstation y tenis de mesa. En esas pataletas de la juventud, James se enojaba y le dejaba de hablar. "Teníamos que seguir jugando hasta que él venciera", cuenta entre risas Matheus, otra joven figura del balompié colombiano.
Cada vez que James viene a Medellín llama a su amigo Matheus, quien agradece el gesto. Juegan picaítos y siempre lo tiene en la lista de invitados en las reuniones de familia, como sucedió en el cumpleaños 23 del goleador del Mundial-2014.
"Sigue siendo el niño que ha ganado muchas cosas y quiere más. Eso es lo que lo hace grande, la humildad, la sencillez y el deseo de ganar. Maduró muy rápido, pues creció entre personas mayores y casarse tan joven y tener familia le ayudó para centrarse más. Siempre está pensando en su familia, en su profesión, por eso se cuida y trabaja duro", admite Uribe sobre su parcero, del que asegura que no tuvo una niñez y juventud normales.
Una deuda con León
Cuando Guillermo León Echavarría habla del colombiano que actúa con el Real Madrid, confiesa que desde que llegó al club naranja supo que iba a llegar muy lejos, "porque combinaba talento y calidad personal". Y él, con 19 años de experiencia como utilero, después de ver desfilar muchas figuras, sí que lo sabía.
León recuerda que James iba a todos los partidos del Envigado y le pedía que lo pusiera de recogebolas. "Yo le decía "Maíto", porque se me parecía a Mao Molina. James era un crack, gran cobrador de tiros libres y que se quería parecer a él. Y mire lo que hoy en día es...".
Entre ellos creció una bonita amistad. Siempre que el mediocampista venía de Argentina iba a saludarlo. Y hasta le prometió una camiseta del Banfield que nunca llegó y ahora aprovecha, en son de charla, para cobrarle: "ya que me mande una del Real Madrid".
Cuenta que desde pequeño, James fue sencillo, serio, respetuoso y poco exigente con la indumentaria. Eso lo motivó para pensar que en el futuro le daría la camiseta número 10, uno de los pocos sueños frustrados de este creativo.
Y es que cuando lo ascendieron al plantel profesional, el dueño de esa camiseta era Giovanni Moreno. James se fue para Banfield sin ponerse la prenda que han lucido con honor Carlos Rendón, Mao Molina, Chico Restrepo, Gio, Samuel Cárdenas y Juan Fernando Quintero. La que nunca ha querido Néider Morantes con todos los merecimientos y que ahora porta Jonathan Álvarez.
León sigue ahí, esperando con la 10 y con el recuerdo del niño que conquistó su amistad con talento y calidad humana.
SE DORMÍA EN LAS FISIOTERAPIAS
Mary Luz López, del Envigado, recuerda cuando James asistía a fisioterapia. Era un niño callado y juicioso, y como venía del colegio, se dormía mientras ella lo atendía.
RESPETUOSO DESDE MUY PEQUEÑO
Jafeth Orejuela señala que cuando conoció a James, este apenas llegaba del Ponyfútbol. Un niño educado, sin ínfulas de nada y respetuoso con los profesores.
LA FAMA NO LO HA CAMBIADO
Caroline Ávalos conoció a James por la cercanía con su esposa Daniela. Dice que a pesar de todo lo que ha pasado, el jugador mantiene su "nobleza, humildad y sencillez".
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