Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales
El final del primer tiempo había llegado y el Real Madrid le ganaba 5-0 a Millonarios en la disputa del XXXIV del Trofeo Santiago Bernabéu en el 2012.
Ya en el arco de Luis Delgado habían marcado Kaká y Álvaro Morata en dos ocasiones cada uno y José Callejón en una.
La historia del encuentro, que había empezado como una fábula para el onceno azul de Bogotá, invitado de honor a este juego por el club más poderoso del mundo, se derrumbó.
Ir a ese partido no fue fácil para Millonarios. Apenas llevó 15 jugadores (todos actuaron). Ese mismo día jugó un partido en Colombia por la Liga, el que no le quisieron aplazar por no tener un compromiso vital. Incluso, se le lesionó Nelson Ramos y solo llevó un portero: Luis Delgado.
Los momentos previos al compromiso fueron mágicos. Relaciones públicas, paseo por las sedes, recorrido por los museos, cena e intercambio de camisetas con Florentino Pérez abordo.
La entrada y el acceso al interior del estadio fueron impecables. Mientras el equipo se instaló en el camerino, directivos, políticos, invitados especiales subieron al palco de Florentino Pérez, al que se accede desde el exterior directamente y en su interior tiene salas de recepción donde hay comida, bebidas y televisión. Entre los invitados estaban Andrés Pastrana y Nohemí Sanín.
Para ver el partido, a la delegación de Millonarios le tocó un palco para unas 200 personas. Y al estadio llegaron unas 45 mil personas, por eso se veía más vacío que lleno.
Arrancó el juego en medio de la euforia colombiana y el saludo de los técnicos Hernán Torres y José Mourhino. Y esa euforia se fue cambiando por desazón cuando apareció la máquina blanca que pasó por encima de un impotente Millonarios.
Finalizó el primer periodo y todos fueron a buscar algo para tomar, algo para comer, algo para mitigar lo que estaban viendo. En vez de hacer mala cara, apareció el humor sarcástico. Directivos y aficionados azules les decían a los colegas del Real que dejaran eso así, que no jugaran más. Los madridistas minimizaron el hecho y les respondieron que no le dieran importancia a eso.
Empezó el segundo tiempo y llegó el sexto gol (Kaká). Un hincha azul no se aguantó, bajó a la sala y quiso seguir viendo el partido, pero por televisión. Se encontró con el mesero que les habían asignado, hincha del fútbol y fanático del Atlético de Madrid, que en esa época era noticia con Falcao García.
"Me acuerdo que me dijo..."fresco, no le parés bolas tío a ese partido de mierda, veamos más bien a Falcao"". El aficionado estuvo ahí un rato, volvió a las gradas cuando llegó el séptimo gol con Callejón y al final el octavo con Karim Benzema.
Fue un momento duro. Poner la cara, bajar las gradas y volver al país. En la familia de Millonarios consideraron esa goleada 8-0 como un exorcismo porque al final del año y después de 24 años, el equipo volvió a ser campeón de la Liga Colombiana.
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