Maximiliano E. Espejo
Diario Olé | LA PATRIA | Buenos Arias
Colombia dijo presente en este River campeón con los aportes esenciales de Balanta, Carbonero y Teo en el equipo principal. Repiten lo que alguna vez hicieron Angel, Falcao y Yepes.
Juan Pablo Angel. Mario Yepes. Radamel Falcao. Los tres supieron dejar su huella hace algunos años en River. Los tres, provenientes de Colombia, quedaron en la historia millonaria siendo parte de diferentes títulos. Y ahora, otros compatriotas se sumarán a este selectivo grupo: Eder Alvarez Balanta, Carlos Carbonero y Teo Gutiérrez se convirtieron en piezas fundamentales de este River campeón.
Empezando por el fondo, Balanta, a sus 21 años, fue la pareja perfecta de Jonatan Maidana. Ramón lo respaldó en el puesto como segundo marcador central y fue un pilar defensivo. Temperamento, fortaleza, velocidad y garra por parte de Eder. Por algo, José Pekerman lo tuvo en consideración para Colombia en la lista de preseleccionados para Brasil y cuenta con chances de ser mundialista. Mirado desde Europa –llegó a sonar como refuerzo de Barcelona- es una joya que River tiene el gusto de disfrutar. ¿Hasta cuándo? No se sabe. Pero seguramente a corto plazo terminará armando las valijas hacia el Viejo Continente.
Ya en el medio, Carbonero se erigió como un aporte elemental desde mitad del campeonato en adelante. Es cierto que le costó adaptarse al mundo River. Tardó en mostrar lo que había hecho en Arsenal, motivo por el que Ramón Díaz se había fijado en él. Tuvo seis meses de adaptación y en este 2014 se destapó: mayor atrevimiento para encarar, confianza a la hora de transitar la banda derecha, sacrificio y, lo mejor, gol. Aportó seis conquistas, con distintos calibres. De diferentes formas. Para todos los gustos. Cambió los reproches de los hinchas por aplausos. Merecido lo tiene. A préstamo hasta junio, no se sabe si continuará en Núñez.
Por último, el excéntrico Teo. Era otro que había estado en deuda en la segunda parte de 2013. Otro que sabía que debía dar más. Lo hizo. Calidad y toque fino el de Gutiérrez. Decisivo de tres cuartos de cancha hacia delante, ubicándose como segunda punta. Había llegado a River para cumplir el sueño de jugar con la camiseta de sus amores y ser campeón, resignando lo que ganaba en México. Y un año después lo terminó realizando, con preponderancia. Incluso, mostrándose al servicio del equipo aún con una molestia en su rodilla, tal como ocurrió ante Argentinos, en donde selló el 2-0. También, en otros partidos cruciales como San Lorenzo –cuando el Millo arrancó su levantada- y Vélez. Será mundialista en Brasil y, a la vuelta –si no llega alguna oferta tentadora del exterior-, la Banda buscará seguir gozando de su jerarquía.
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