
Mariana Pajón no había pronunciado ni una sola palabra. Solo reía y reía. No quería salir en ninguna de las fotografías con cara de seria.
Pero a unos cuantos metros, y parado en un andén, un señor con muletas gritó: "Mariana, me la debes". Pajón no dudo ni un solo instante en interrumpir la ráfaga de fotos que la rodeaban; se montó en su bicicleta y dijo: "Permiso, permiso. Le debo una foto al señor". Justo al momento después de sonreír a la cámara, el señor felicitó a Mariana con siete palabras: "Gracias por darle a Colombia tantas alegrías".
Esta escena se vivió ayer en la pista de bicicrós en Chinchiná, municipio en el que se corrió la Décima Válida Nacional, y donde la invitada especial fue la 'reina' del BMX.
Las 2.000 mil personas que asistieron al evento seguían con sus ojos a la mujer de 21 años de edad. Ella recorría el lugar de lado a lado, no con el afán de esconderse o esquivar a sus fans, sino con la mejor actitud para recibirlos con su sonrisa habitual.
En medio de tanta gente, de fotos allí y autógrafos allá, la deportista antioqueña, reveló su secreto para ser una de las mejores en su disciplina, "Atrás ni para coger impulso, sólo me ocupo del presente para así poder saber para donde voy".
La campeona olímpica, recordó además, que en esta pista dio sus primeros pedalazos en su trayectoria deportiva. "Desde los cinco años de edad estoy compitiendo aquí en Chinchiná. Esta es una de las mejores pistas del país, por la velocidad que se maneja y la técnica que requiere", culminó Pajón, que cumplió con las expectativas y arrasó en sus tres mangas y se llevó el primer lugar en la categoría expertos. Solo fue que cruzara la meta, para que la gente le diera un estruendoso aplauso.
Con broche de oro
El sol radiante y la música, se juntaron con la buena actitud de los espectadores, quienes sentados y parados, alrededor de la pista, vieron competir a los 285 deportistas de todo el país. En medio de aplausos finalizó la Décima Válida Nacional, luego de un reconocimiento general a todos los participantes, y un breve homenaje a la deportista que, a pesar de ser campeona olímpica, nunca deja de lado esa parte humana, esa sonrisa angelical, y esa palabra de mujer, que cumple cualquier promesa, así sea, concederle una foto a un chinchinense en muletas.
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