Uno de los gajes del oficio del jugador de balompié es tener que enfrentarse a lo que mande su cuerpo. Durante los años que dure su carrera, el futbolista estará utilizando permanentemente sus piernas, brazos, torso, cabeza y pies, sometiéndose a un constante desgaste. Y claro, ese esfuerzo no es gratuito. Carlos Bacca lo sabe.
La intensa rutina de un jugador de fútbol provoca que los tiempos de recuperación, en ocasiones, se aceleren más de lo normal. Esto se debe al apretado calendario y la necesidad que tiene el equipo (y el DT) de contar con él. A partir de sus 30 años, Carlos Bacca tuvo que lidiar con estos contratiempos.
De aquel jovencito jugador que dio sus primeros pasos en Junior de Barranquilla y que ahora es pieza fundamental en el ataque del Villarreal, todavía la calidad sigue intacta. Oriundo de Puerto Colombia, su potencia en el pie derecho lo ha llevado a recorrer el mundo rompiendo las redes. Conoció Bélgica, Italia y, por si eso no alcanzaba, también España. Carlos Bacca sigue disfrutando de su buena técnica, pero su cuerpo empieza a pedirle respiros.
Corría la temporada 2016/17 y el delantero estaba en un importante momento de su carrera. Ya no era aquel juvenil de Junior de Barranquilla. Estaba disputando una de las ligas más competitivas a nivel mundial: la Serie A italiana. 49 goles y 22 asistencias en 108 partidos habían sido prueba suficiente para el poderoso AC Milán, que había posado sus ojos en él y se hizo de sus servicios.
En el club italiano Carlos Bacca no llegó a jugar tanto como en otros clubes en los que estuvo, pero fue un paso importante en su carrera. Venía manteniendo una seguidilla de partidos cuando sintió un cansancio muscular. No era otra cosa que fatiga y el colombiano sintió que debía parar. Cuatro partidos encuentros afuera, 23 días en total.
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Las siguientes tres lesiones que el delantero tendría en su carrera, ocurrirían ya con él como integrante del plantel de Villarreal. Durante tres temporadas seguidas (17/18, 18/19 y 19/20), el daño sucedió en el mismo sitio: el muslo.
La primera lo tuvo al ex Milán 12 días afuera de las anchas. La segunda, un poco más, 33 días. Estar un mes marginado de los encuentros profesionales, para un futbolista no es nada bueno. Y, como si faltara algo más, la lesión número tres sería peor.
En la temporada 19/20, el delantero del Submarino amarillo tuvo nuevamente un traumatismo en su muslo. Esta vez, Carlos Bacca iba a estar afuera un buen tiempo: unos largos 79 días.
No fue nada fácil, pero logró reponerse y continuar su camino hacia el gol. El sabe de resiliencia y del profesionalismo que requiere el balompié. En alguna oportunidad, declaró tras un partido: “Sin ser esta mi mejor temporada, esto ha sido importante, ya que cuando no juego, siempre me pongo en pie y me pongo a trabajar de inmediato”.
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Ya consolidado en el fútbol español, el jugador volvió a lesionarse en la temporada 20/21, por una rotura en el bíceps femoral de su pierna izquierda. Pero, sus complicaciones físicas, eran directamente proporcionales a su capacidad de continuar. Una vez, años atrás, le confesó al diario El País: “Logré salir adelante porque para ser un buen futbolista hay que cuidarse a lo largo de toda la semana y comportarse un buen profesional".
Carlos Bacca tiene claro que su físico no es el mismo de una década atrás. Pero también, sabe que su madurez psicológica y futbolística tampoco son las mismas, son mejores. Eso es lo que le permite sobreponerse.
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