EFE | LA PATRIA
Barcelona levantó ayer su decimosexto título en cinco años, el primero de la era Martino y, sin duda, el menos brillante de todos los conseguidos en el último lustro, tras empatar sin goles ante el Atlético de Madrid en la vuelta de la Supercopa de España.
Fue un partido gris, plomizo, sin apenas ocasiones, al que le faltó ambiente en las gradas, ritmo en el tapiz y también un punto de épica, pues el Atlético de Madrid, que maniató de forma excelente a su rival durante todo el choque, ni siquiera fue capaz de ir a por la final en los últimos minutos.
Martino por fin puso a Messi y a Neymar juntos de salida, aunque a costa de dejar a Iniesta en el banquillo. Simeone, en cambio, confió en el mismo once que tantos problemas le causó al Barça en el encuentro de ida.
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