Ricardo Patiño
LA PATRIA | Manizales
¿Siente rabia? "Sí, cuando me bajé de la bicicleta y me di cuenta de que no pude ganar, quedé aburrido. Todavía tengo la espinita y cuando me acuesto pienso en esos tres segundos que tenía que descontar, pero sé que Dios me ha dado mucho en tan poco tiempo".
El manizaleño James de Jesús Jaramillo Gálvez sigue siendo el hombre humilde y noble, por algo lo apodan 'El Chavito'. El subcampeonato hace ocho días de la Vuelta a la Juventud lo tienen soñando más de lo normal, sabe que tiene talento, y de sobra, para luchar codo a codo con los grandes 'escarabajos' del país.
"A comienzos de este año hablaba con mis padres y les decía que era mi última Vuelta y que tenía que darle duro. Ellos son mis principales patrocinadores y ese esfuerzo se ve recompensado con la actuación que tuve", dice el pedalista, de 22 años.
Ahora es una de las promesas ciclísticas de Caldas a mostrar, como lo hicieron en su momento Rubén Darío 'El Diablo' Beltrán, Carlos Contreras, Rubiel Martínez, Luis Alberto 'El Pollo' González, Santiago Amador y Nelson 'Cacaíto' Rodríguez...
Sueña
Ha sido una semana agitada para James. Los entrenamientos no paran, pero se ven interrumpidos por el sonido de su celular. Las propuestas para integrar un equipo de marca para las competencias que se vienen comienzan a 'llover'.
El martes pasado, antes de rodar por el velódromo de la Universidad de Caldas, su rostro cambió de semblante. La llamada de un entrenador del Orgullo Paisa lo puso a soñar. "Sí señor, ya he recibido propuestas, pero déjeme yo hablo con mi patrocinador para saber qué hacemos. Le agradezco por tenerme en cuenta", le dijo James a su interlocutor.
Las posibilidades están ahí. Le gustaría seguir en el departamento, pero es consciente de que será difícil quedarse por la falta de apoyo, sin dejar de lado lo que hizo para este año la Alcaldía de Manizales y Celema, además la empresa CJ Martins que ha sido incondicional con su proceso. "Quedar de segundo no es cualquier cosa y más cuando se lucha con escuadras de tanta marca y logística. Hemos trabajado con las uñas, por ejemplo, mi entrenador Jhon Jairo 'El Ñato' Narváez trabaja de su bolsillo".
La huella de su hermano
La niñez y la juventud de James han sido en una bicicleta. Ese es el juguete que adora, el que lo trasnocha, el que le da lecciones, como cuando su hermano Róbinson 'El Chavo' Jaramillo se accidentó en la vía Panamericana, el 28 de agosto del 2007. Róbinson era una de las promesas del ciclismo caldense y brilló en el Clásico RCN 2005.
Ese día una moto lo embistió y sufrió fracturas en el fémur, en las dos piernas, de tibia y peroné, de las rótulas, de la mano derecha y contusión pulmonar. La peor secuela fue el plexo braquial, que es un desgarramiento de los nervios por lo que perdió toda la movilidad de su brazo derecho. Esto le cambió la vida a James y a su familia.
"Me preparaba para la Vuelta al Porvenir y hacía parte del equipo Orgullo Santuariano. Mi hermano me dijo que lo acompañara a entrenar, pero no quise. A los cinco minutos recibimos la triste noticia que nos marcó, eso de ver la bicicleta aplastada y su rostro desfigurado no tiene explicación", rememora James.
Sin embargo, la unión y la calidad humana que caracteriza a los Jaramillo fue crucial para ganar esta 'etapa'. Alberto y Luz Stela, los jefes del hogar y de esta 'escuadra', se encargaron de trasmitirles confianza.
"Una de mis motivaciones es mi hermano. A pesar de tener una discapacidad, sigue compitiendo en paralímpico. Él es un 'monstruo' y no sé cómo hace para defenderse en la bicicleta. Cada que compito lo siento y lo visualizo".
Róbinson no lo desamparó en esta Vuelta de la Juventud. Incluso lo acompañó en la última carrera entre Armenia y Manizales. Su mirada a lo lejos llenó de energía a James para tratar de arrebatarle el título al santandereano Rónald Gómez, del Colombia- Comcel.
"Es una emoción inmensa verlo peleando una Vuelta. Él tiene las condiciones para salir adelante, solo le falta apoyo para seguir figurando, pues el ciclismo es caro y se necesita dinero para estar en forma", expresa Róbinson.
De la finca a la ciudad
Buena parte de su infancia James la pasó en el campo con su familia. En el Alto de Letras era un todero. El ganado, los cultivos, el estudio y, por su puesto, la bicicleta hacían parte de su diario vivir. El 'caballito de acero' era su motor para hacerle los mandados a su madre Luz Stela.
Ese amor por la bicicleta lo sacó de su padre Alberto, quien ha sido un aficionado obsesivo con el ciclismo. Por eso siempre, pensando en el bienestar de sus hijos, los envió a la ciudad para que estudiaran y 'pedalearan'' su futuro. Róbinson ingresó a la Liga de Ciclismo y comenzó a destacarse en cuanta competencia había. James no se quedó atrás y le dijo a su padre que también quería ser ciclista.
"Lo que hizo mi hermano fue el trampolín para tener un reconocimiento. Verlo ganar medallas fue una motivación especial para meterme de lleno en el ciclismo", asegura James, quien también le gustaría seguir una carrera. Le gusta el Diseño Gráfico.
Su rutina comienza a las 5:40 de la mañana, cuando sale de su casa en el barrio La Enea. Prepara el desayuno junto a su madre y parte a pedalear hasta el mediodía. El entrenamiento y el sacrificio fueron claves para lo que hizo. "La preparación fue exigente y el entrenador me dijo que le hiciéramos fuerte y que a la Vuelta íbamos a descansar, es contradictorio, pero en el fondo es verdad".
Los frutos para este pedalista comienzan a darse. Su actuación en la Vuelta a la Juventud lo ponen entre los mejores del departamento. Sabe que la exigencia apenas comienza, pero esto no lo trasnocha porque su corazón le trasmite que hay James para rato.
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