Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales
Tenía apenas cinco años cuando lo llevaron por primera vez a un campo deportivo. Sus padres, doña Jovita y don José Heriberto, lo entraron a estudiar en el colegio Calazans, de Pereira, centro educativo que les envió un oficio en el que les contó que había actividades extracurriculares.
"Lo curioso fue que empecé jugando tenis y no fútbol", recuerda el deportista. "Fui a transición y mi madre me compró una raqueta, pero, cuando jugaba, devolvía la bola con el pie y no con la raqueta".
Así empieza la historia en el fútbol para José Heriberto Izquierdo Mena, el mejor jugador del Once Caldas en el arranque de la temporada futbolera.
El profesor de tenis, allá en el Calazans, mandó al pequeño a la cancha de fútbol: "me dijo, vaya más bien a esa cancha y hable con William Sepúlveda, dígale que lo ponga a jugar".
En esa época, el hoy delantero del Once, el niño de la casa, vivía en una finca en la vereda Las Mangas, en la vía hacia Santa Rosa, con sus padres y sus hermanas, Mónica y Érika.
Su primera posición como jugador de fútbol fue la de portero: "me acomodaron de entrada en el arco, pero yo salía jugando, me sacaba a los compañeros y volvía a mi posición".
Dadas sus condiciones pasó al mediocampo, posición en la que se consolidó con los equipos de su clase y con los del colegio, institución que participa habitualmente en los certámenes nacionales.
"Con Calazans lo gané todo, desde Intercolegiados hasta departamentales y nacionales".
Del Calazans a la Selección
Izquierdo jugó toda su infancia en el Calazans: "lo hice de los 5 a los 16 años. No quise pasar al Pereira en ese momento porque allí no tenía todo, incluso fui convocado a la Selección Risaralda".
Cuando tenía 16 años conoció a William Londoño, un padre de familia que veía los partidos y le decía que tenía mucho futuro. Sin embargo, siempre priorizó los estudios por encima del fútbol, quizá por vocación, ya que sus padres son docentes, su madre en San Nicolás y su padre en Jesús de la Buena Esperanza.
Incluso, cuenta José Heriberto: "estando en el Calazans, con 13 años, llegó una oferta para ir a Brasil y ofrecían dinero por mi pase, pero mis padres se opusieron".
Aún en el colegio, una vez tocaron la puerta del salón y al otro lado estaba don William, quien le pidió permiso a la profesora para que dejara salir a José Heriberto: "cuando salí me dijo, vamos a su casa y saca los guayos porque hay una veeduría con la Selección Colombia".
Izquierdo fue con Simón Penagos, también compañero de colegio: "allá estaba Eduardo Lara. Tenía cuatro balones en la mano, me los tiraba y me decía...vaya, encare y defina".
En el último balón que le tiraron, Izquierdo hizo gol: "el profe me felicitó y me dijo que siguiera así y que ojalá encontrara rápido un equipo para jugar".
Seis meses después fue convocado a la Selección Colombia Sub-17 y pasó al Deportivo Pereira.
Rumbo al profesionalismo
Llegó la convocatoria de la Selección y del Pereira ya lo buscaron con más insistencia, por eso paró los estudios en el Calazans, los que finalizó luego en el colegio San Nicolás, al lado de su madre.
"Llegué de 16 años al Pereira y allí jugué en inferiores, Sub-17, Sub-20 y profesional", cuenta el jugador, quien estando apunto de viajar con la Selección se fracturó el peroné en el Centro de Alto Rendimiento, de Bogotá.
"Con el Pereira estuve en la A (2010 y 2011) y en la B (2012 y 2013), tengo mucho que agradecerles porque me abrieron el camino", dice Izquierdo, quien reconoce que el técnico Octavio Zambrano le marcó la pauta para transformarse en lo que es hoy, un jugador rápido y productivo.
"El primer semestre con él no lo jugué y pensaba volver a estudiar. Entonces me le acerqué y le dije qué pasaba conmigo y me respondió que si no jugaba era porque no quería y me explicó".
Palabra más, palabras menos, Zambrano le dijo a Izquierdo que debía atacar, pero también defender: "lo entendí y al torneo siguiente marqué nueve goles, el equipo hizo 40 puntos y fui sensación".
Heredó la velocidad
Si algo caracteriza a José Heriberto Izquierdo en el fútbol es su velocidad. Él dice que no es una casualidad porque su madre era atleta y corría los 100 metros. "Se lo heredé". Él, en el colegio, gané varias pruebas en Intercolegiados y tengo la marca como el más rápido en distancias cortas.
Este fue uno de los motivos por los cuales el Once Caldas se fijó en él: "un día se me acercó el profesor Jesús Kiko Barrios, técnico del Pereira, y me dijo que había una opción de ir al Once".
"La verdad, ya quería buscar nuevos aires y el Once es un equipo grande, campeón de la Libertadores: "sé que hay una rivalidad, sé que hoy soy el enemigo número uno de la barra del Pereira, pero esta carrera es corta y hay que aprovecharla. Tengo mucho para agradecerles".
Izquierdo cree que tiene muchas cosas por vivir en el fútbol. Hasta el momento, su mayor emoción fue el primer gol que marcó en la primera división: "se lo hice al Envigado en Cartago".
¿Y el sueño? "Jugar en el exterior, creo que es el sueño de todo futbolista".
Después de pasar por el Pereira, el jugador risaraldense cree que el Once Caldas es un equipo grande: "Once Caldas es una vitrina muy grande, es campeón de la Libertadores y aquí se siente el calor y el amor que le tiene la gente al equipo, es como su hijo. Desde que llegué y entré por la puerta 18 del estadio, solo he visto buenas energías".
Por eso, el mejor jugador del Once Caldas en el arranque del año futbolero cree que no fue casualidad devolver con el pie aquella pelota de tenis cuando apenas tenía cinco años.
El dato
José Heriberto Izquierdo culminó la secundaria y pasó a la universidad. Hoy está en tercer semestre de administración de empresas en la Cooperativa de Colombia.
La noticia
El equipo trabajó ayer en el estadio Palogrande, donde entrenará hoy antes de viajar a Cali para jugar mañana con el Deportivo Cali por la cuarta fecha de la Liga Postobón.
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