LINA MORENO
LA PATRIA | MANIZALES
En la línea, levanta la voz, manotea, camina de un lado al otro, se acomoda varias veces el cuello de la camisa y muy de vez en cuando se sienta por unos pocos segundos. Toma aire y se vuelve a levantar a orientar a sus dirigidos.
Así es Guido Naipauer, el nuevo técnico de Manizales Once Caldas, que debutó en la Liga Directv los pasados lunes y martes, y en ese último consiguió la victoria sobre Cafeteros de Armenia, para la alegría de la afición local.
El hombre de 35 años, que al lado de sus pupilos se ve más pequeño del metro con 75 centímetros que mide, tiene el carácter suficiente para, como dicen popularmente, echarse el equipo al hombro y hacer que en el maderamen cada uno de los jugadores dé lo mejor de sí. Afuera, la paciencia parece ser su mejor amiga: habla pausado, tranquilo y pensando en corregir las fallas que se cometieron, pero con la mira puesta siempre en el triunfo.
Que se moleste no es tan fácil, pero sí hay cosas que lo sacan totalmente de quicio: "la desorganización, impuntualidad y la desidia o desinterés por hacer las cosas".
Preparado
Desde los cinco años, este argentino comenzó a jugar baloncesto en el club Quilmes, en su natal Mercedes, provincia de Buenos Aires. A los 16 años era el base armador del equipo y trabajaba con los niños. Estudió por la mañana Educación Física y por la noche para entrenador de basquetbol.
En 2002, San Lorenzo de Almagro lo contrató como jugador y como entrenador de las inferiores. Ahí estuvo cinco años hasta que decidió dejar el juego para dirigir. Estuvo con Lobos de Buenos Aires, San Lorenzo, asistente técnico de Correcaminos de Matamoros, en México, entre otros.
Su proyecto de vida cambió con la conformación de su familia. Con su esposa María Laura tuvo a su único hijo Galo, de seis años, y por él decidió rechazar una que otra oferta laboral.
Se dedicó a ser mánager de una cadena de gimnasios y durante un año y medio su contacto con el baloncesto fue en televisión y esporádicamente en clínicas del tema, hasta que hace unos días le llegó la propuesta de Manizales Once Caldas.
Ahora está contento conociendo la ciudad. En sus ratos libre va y se toma un tinto a Juan Valdez o recorre las calles, pero el 90% del tiempo pensando en el equipo. "Los entrenadores casi no dormimos. Vivimos el partido tres veces. Antes del partido pensamos lo que va a pasar y cómo queremos jugarlo. Durante el partido pensamos lo que está pasando, y después del partido analizamos lo que pasó y qué vamos a cambiar para el próximo juego".
Según esa teoría, Guido muy seguramente está hoy en esa primera fase, pensando en el juego de mañana, en el que Manizales OC recibirá en el Coliseo Mayor a Llaneros de Villavicencio.
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