Lucía Santiago
EFE | LA PATRIA | LYON
El próximo 10 de julio, Estados Unidos conmemorará el vigésimo aniversario de la conquista mundialista de 1999 como más ansiaba, con su selección femenina reinando en el fútbol, cual déjà vu.
Cuatro títulos en el Mundial de Fútbol cuenta en ocho ediciones el combinado de las barras y las estrellas, inalcanzable superpotencia de la disciplina.
Ayer pesó más su historia que la rebeldía de la escuadra de Holanda y es que la cacareada nueva fuerza del fútbol europeo parece menguar cuando al frente comparece el gigante estadounidense.
Los combinados de España, Francia, Inglaterra y Países Bajos prometieron discutir su supremacía entre los octavos y la final de este campeonato, pero salieron derrotados por las ya tetracampeonas del mundo.
Megan Rapinoe, presente en la anterior conquista en Canadá, se puso de nuevo al frente de la plantilla para reeditar un éxito que tenía que ser suyo.
Rapinoe decantó la final en el minuto 61 con un tiro desde el punto penal pitado a sugerencia del VAR. La joven Rose Lavelle marcó el segundo gol ocho minutos después y así se cerró el encuentro.
Retadora
Megan Rapinoe no solo venció en una batalla futbolística, sino también un pulso dialéctico a Donald Trump. No pisará la Casa Blanca.
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