Osvaldo Hernández
LA PATRIA I Manizales
Dos años antes de que apareciera la llamada Ley Bosman, en 1988, en Colombia sucedió un caso que, de tener el mismo impacto, bien se habría podido llamar la Ley Quintabani. Y es que el caso de Oscar Héctor Quintabani fue incluso más grave que el del belga Jean-Marc Bosman, quien no quiso renovar contrato con su equipo Real Fútbol de Lieja. Quintabani encontró el apoyo en FIFA y les ganó al Deportivo Pereira, Dimayor, Federación, Coldeportes y Gobierno.
Esta es su historia...
"La temporada de 1985 ya había finalizado. Los equipos ya se preparaban para volver a entrenamientos. Yo le reclamé al Deportivo Pereira porque me debía parte de los contratos de los últimos tres años; me había pagado a medias. Y me cayó muy mal la respuesta del directivo del equipo cuando me dijo que si quería cobrar, debía demandar. Me pareció triste porque había cumplido y era mi dinero, mis ahorros de mucho tiempo, de alguna manera.
Insistí y la respuesta fue la misma. Hablé con mi familia, me dediqué a los negocios particulares, hice los primeros pinitos como técnico y les hicimos caso: demandamos.
En todo este proceso encontré la asesoría profesional de mi gran amigo Alberto Castro Rincón. Con él le elevamos la inquietud para el Deportivo Pereira, a la Dimayor, a la Federación, a Coldeportes y al Gobierno Nacional. Solo nos respondió la FIFA.
El proceso fue muy duro por la lentitud con la que llegaban los correos. FIFA nos dijo que había recibido la inquietud y que tomaba cartas en el asunto. Mientras tanto acá en el país, el Pereira, sin tener ningún derecho, ni siquiera me dejó jugar las Copa Ciudad de Pereira.
Pasaron los días y no hubo respuesta lo que de alguna manera nos preocupó. Sin embargo, llegó una respuesta firmada por Joao Havelange en la que se disculpa por no haber podido haber podido responder antes. Se identifica con mi caso y se siente conmovido por lo que me pasa.
Desde Colombia se movieron y enviaron un documento diciendo cosas que no eran ciertas sobre mi carrera y mi persona. Eso confundió en FIFA, que casi abandonan el caso.
Un año y medio después de haber tenido el primer roce con el Deportivo Pereira, a la Federación Colombiana de Fútbol llegó el Telex en el que la Comisión del Estatuto del Jugador de FIFA les ordenaba no poner ningún tipo de obstáculos para pasar a otro club, tanto del país como del exterior.
El documento que le enviaron por Telex a la Federación el 30 de junio de 1988, me llegó a mi por correo el 26 de julio. Fue la carta de libertad ante el silencio de todos los entes deportivos.
Por obvias razones le mandé un oficio en octubre al presidente Havelange, agradeciéndole todo lo que había hecho por mi y me respondió que en FIFA todos los casos y todos los problemas ameritan las soluciones adecuadas. Eso me emocionó mucho, su atención.
Con mis derechos deportivos en la mano, en el Deportivo Pereira ya había un dirigente amigo que me propuso volver a jugar con el equipo. Pero me encontré un amigo, Gerardo González Aquino, que me aconsejó qué tan ideal era volver a jugar seis meses o un año.
Me dijo que lo pensara, que lo mío ya era la dirección técnica, lo pensé y así comencé.
Con el paso de los años tuve la posibilidad de ir a Zúrich y visité la FIFA, allí conocí personalmente a Joao Havelange y a Josep Blatter, en ese entonces secretario de la entidad. Hablamos, nos conocimos, nos tomamos un café y ya les agradecí personalmente lo que hicieron por mi y por el futbolista colombiano e internacional".
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