Osvaldo Hernández

LA PATRIA | Manizales

"Para qué entrenar si el entrenamiento lo venden en la farmacia", dice un ciclista que pedalea en el lote nacional, cuando sus amigos le piden exigirse más en el entrenamiento. Así sintetiza que se dopa.

Al ciclismo colombiano lo sacudió la semana pasada la desaparición del equipo Manzana Postobón, como consecuencia de los positivos que marcaron Wílmar Paredes y Juan José Amador.

El hecho dolió porque desapareció el único equipo categoría Pro Continental que tenía el país, que buscaba el cupo al Giro de Italia, la Vuelta a España o el Tour de Francia, y evidenció las malas prácticas.

El dopaje se pasea en el país como negocio y como ayuda para deportistas acosados por la falta de resultados, la presión de un técnico o de una marca.

Para expertos, el problema radica en que apenas pueden decidir sobre las pocas muestras que se toman. Ni el pasaporte biológico (código de comportamiento) sirve, porque equipos como Manzana Postobón lo tuvieron, pero el deportista toma decisiones que después debe lamentar.

Más grave resulta que el laboratorio que posee Coldeportes en Bogotá perdió la certificación hace dos años por "unos análisis que no pasaron en un examen de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA)", según Orlando Reyes, coordinador del Grupo Nacional Antidopaje.

La falta de seguimiento provoca cosas como que el pesista Óscar Figueroa, medallista olímpico, descuidara sus reportes en el sistema Adams (en línea) y debiera estar tres meses fuera de competencia.

El jueves se anunció el positivo del ciclomontañista Fabio Castañeda, que lo podría dejar sin Juegos Panamericanos de Lima, el Campeonato Mundial de Canadá y el clasificatorio a los Juegos Olímpicos de Tokio-2020.

Ruleta rusa

Un deportista se dopa para mejorar su rendimiento: "Uno se hace el tratamiento, lo hace en dosis mínimas o periódicamente para tratar de pasar limpio", dice un ciclista.

Algunos corredores aparecen de manera extraordinaria y luego se pierden en medio de la sorpresa: "Eso indica que no son tan buenos, sino que estaban chuzados", aventura un técnico.

Un corredor contó cómo por azar se salvó de una sanción: "Participamos en la Vuelta a Antioquia y uno de los que vende la 'mercancía' me dijo que no estaban haciendo controles. Me puse una Mircera de 150 mil unidades y me fue muy bien. Estuve ubicado entre los 10 de la general, estaba volando, pero pinché yendo en la punta en la etapa reina, que pasó por Bolombolo y llegaba a Itagüí. Si hubiera llegado con ellos habría ganado, pero no fue así, recuerdo que triunfó Jónathan Millán, a quien le hicieron control y salió positivo. Ese día me salvé".

Explica que se hizo el mismo tratamiento de Millán: "Uno juega con eso, que te toque control y no lo pases".

El exciclista caldense Juan Pablo Villegas advirtió algo en el 2015 en una entrevista con el portal norteamericano Alpes y Andes. El pacoreño, hoy retirado, se sostiene: "Quise dar a entender que en Colombia hoy están obligando al ciclista a que se dope y es culpa de todos, también técnicos y directivos. No es decirle al ciclista aplíquese algo, suficiente es con decirle que hay que ganar como sea".

Cuando Villegas volvió al país, tras finalizar su contrato, tuvo problemas con el lote nacional por lo que dijo.

Un negocio

Los vendedores de dopaje se mueven en las carreras y fuera de ellas. El lote los conoce, según varias fuentes. Hay equipos que les compran limpian los hoteles y botan la basura en la carretera.

Un ciclista experimentado, que se dopó y pidió reserva de su identidad, señala a varias personas: "Óscar Ochoa es uno de ellos, le dicen el Gigante, el otro es Johan Robayo, todo el mundo los conoce, ciclistas, técnicos y dirigentes".

El Gigante fue ciclista, corrió con el Indersabaneta (Antioquia) y no tuvo éxito: "Empezó a vender y le consigue a uno lo que quiera para mejorar el rendimiento".

Ochoa le respondió a LA PATRIA vía Whatsapp: "Quisiera saber qué ciclistas, y que me sostengan a quiénes les vendo esas sustancias dopantes".

Se pregunta: "¿En Colombia es prohibido vender sustancias que para los deportistas sea dopaje y para un enfermo sea la cura? Usted va a la farmacia de la esquina, compra un medicamento para la presión arterial que a mucha gente le salva la vida y que para un deportista es dopaje, ¿entonces ellos son vendedores de dopaje?".

Otro escarabajo dice que dos ciclistas vendieron dopaje en la Vuelta a Costa Rica. Meses después, nueve corredores dieron positivo. A otras dos personas señaladas, LA PATRIA no las pudo ubicar en sus teléfonos.

Robayo, señalado

Al exciclista Johan Robayo lo conocen en el medio por asesorar equipos en la rama femenina, y lo señalan algunos de proveer sustancias dopantes.

"Les vendo a los equipos recuperación para la carrera y toda la nutrición, lo pueden comprobar, no tengo nada ilegal en mi poder o algo que se le parezca", dice.

Agrega: "Quién obliga a un ciclista a que vaya y compre en otro lado. Por ejemplo, vaya mire en la clínica Marly lo fácil que es comprar un Epo o una hormona".

Indica: "Mi problema es tener la fama y estar metido en un ciclismo donde el ciclista, cuando cae, se hace la víctima, no asume sus actos y se lava las manos diciendo fulanito fue el que me vendió".

Finalmente señala a la Fedeciclismo: "Más allá de todo esto, no se imagina las cosas oscuras que tiene la Federación, la que, por plata, tapa los positivos. ¿Por qué no muestran la verdadera lista que tienen oculta? Solo muestran una ya conocida, ¿dónde están los otros 34 personajes?".

Cárcel para vendedores

Jorge Ovidio González, presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, ratifica que en la Vuelta a Colombia pasada, en la etapa que llegó a Manizales, expulsaron a Óscar Ochoa, por supuestas prácticas non sanctas: "Nos llegó la información de que un tipo iba en la caravana en una moto que les prestaba el servicio a los periodistas, tiene una farmacia y vende sustancias dopantes, por eso tomamos la decisión de expulsarlo".

Ochoa da su versión sobre la expulsión: "Tengo una droguería y le vendo a todo el que me compre".

La toma de una muestra en una carrera le cuesta $1 millón 500 mil a la Fedeciclismo, dinero con el que se asume todo, elementos, transporte, hospedaje y lo que necesita el personal del laboratorio.

El pasado miércoles a corredores que participan en la Vuelta a Antioquia les tomaron una muestra de sangre, acuerdo de Fedeciclismo y Coldeportes, dice González.

Héctor Palau, director del Clásico RCN, cuenta que mediante el convenio con Coldeportes, se aplica el protocolo y se hace control en toda la carrera (líder, ganador de etapa y por sorteo). Las muestras van al laboratorio que se determine desde Bogotá. El servicio vale 15 mil dólares.

En el Clásico hicieron durante mucho tiempo control de hematocrito (nivel de oxigenación).

Además del Clásico y la Vuelta, el control en las demás competencias está supedidato a lo que haga Coldeportes: "Las clásicas no sacan dinero y Coldeportes lo hace el último día", cuenta un técnico.

El fútbol no ha hecho control desde diciembre del año pasado, tanto en la Liga (220 partidos), la Copa (87), el Torneo (140) y la Superliga (2). 449 juegos sin control.

En noviembre del año pasado Álvaro Montero, portero del Tolima, dio positivo.

Jorge Enrique Vélez, presidente de la Dimayor, dijo que el balompié estuvo sin control por la descertificación del laboratorio, pero que empezarán de nuevo.

González lamenta lo sucedido con la retirada de Manzana Postobón. Prepara un documento para pedirle al Gobierno Nacional que, como sucede en Holanda, España, Italia y Argentina, judicialice a los que venden dopaje: "Son unas mafias pequeñas que se mueven alrededor del deporte y las tenemos que acabar, pero el Gobierno nos debe dar las herramientas".

Este año no se ha hecho control en el fútbol (449 juegos). Apenas el pasado miércoles anunciaron un acuerdo entre Dimayor y Coldeportes.

Las sustancias y costos

Hay productos comunes en el mercado del dopaje: Epo (mejora la oxigenación), Aicar (da fuerza y resistencia) y Mircera (mejora la oxigenación, y es más fuerte).

Una dosis de Epo (de 2 mil unidades) vale $6 mil, pero el tratamiento completo requiere de 20 unidades. La Mircera (eritropoyetina), de 150 mil unidades cuesta $350 mil, sin contar la Vitamina C y el hierro que necesita para completar el tratamiento. Más las hormonas, cuyo costo es de $220 mil (16 dosis).

Se hacen controles: Coldeportes

LA PATRIA habló con Orlando Reyes, coordinador del Grupo Nacional Antidopaje.

- ¿Qué tipo de control al dopaje se está haciendo en el país?

Se sigue haciendo normalmente y se envían las muestras al laboratorio de Salt Lake City, en EE.UU. Se hacen controles de dos tipos: 1. en competencia y 2. fuera de competencia, tanto en orina como en sangre. La distribución en deportes y disciplinas se hace por un análisis de riesgo.

- ¿Qué federaciones están haciendo control con sus propios recursos?

Ninguna. Coldeportes hace los controles. Sin embargo, en algunas ocasiones, cuando se trata de campeonatos internacionales con sede en Colombia, las Federaciones han aportado recursos que complementan los que aporta Coldeportes.

- El Comité Olímpico advirtió el año pasado sobre el consumo de carnes por la Boldenona por el riesgo de positivos. ¿Eso es cierto?

Coldeportes hizo reunión con el ICA y el Invima en enero del 2019, en la que se nos dijo que no es un problema generalizado como para dar una alerta sanitaria.

- ¿Cuántas muestras están tomando mensualmente?

Varía mucho. Para este año esperamos tomar alrededor de 1.500 muestras.

- ¿Cuánto vale la toma de una muestra?

Depende de muchas cosas, lo que uno busque en el deportista, dónde se haga la toma y dónde se analice. Ahora hay un incremento porque las llevamos a Estados Unidos. Yo diría que $1 millón.

Postivos desde el 2010 en ciclismo

En otros deportes

La página web de Coldeportes Nacional reseña deportistas de otras disciplinas sancionados en los dos años recientes. Jónathan Salazar (tenis de mesa), Ericka Abril (atletismo), Sebastián Suárez (natación con aletas), Daniela Londoño (fútbol), César Augusto Lugo (pesas), Julieth Paola Caballero (atletismo) y Sandra Milena Rivas (atletismo).

En Caldas

Juan José Amador no es el primer deportista caldense que marca positivo en un control al dopaje. Antes sucedió con los luchadores Alberto Montoya y Jónathan Ríos, el futbolista del Once Caldas Jorge Agudelo; el ciclista César Villegas en dos ocasiones y la triatleta Maira Alejandra Vargas, quien demostró que fue involuntario y le ganó una demanda civil al laboratorio que producía el producto.