Wang Shu, tradición y modernidad

EFE | LA PATRIA
MADRID

El arquitecto Wang Shu fue galardonado con el premio Pritzker, equivalente al Nobel de la arquitectura, que tiene como objetivo honrar a un arquitecto vivo cuya obra construida demuestre una combinación de talento, visión y compromiso, y que haya generado una contribución consistente y significativa a la humanidad y al entorno a través del arte de la arquitectura.
Martha Thorne, directora ejecutiva del premio aseguró que el arquitecto tiene un estilo único y especial, que le permite destacarse por encima de los demás. "En cinco, 10 o 50 años, las obras de Wang Shu van a envejecer muy bien, y eso no es algo que se pueda decir de todas las construcciones nuevas en China", comentó Thorne.
Wang Shu a sus 48 años ha demostrado tener una madurez impresionante a través de su obra, que es capaz de superar las limitaciones que sufre China en dos frentes: la tecnología y los métodos de construcción, expresó la directora.
En vez de optar por "intentar repetir y reproducir modelos occidentales", el arquitecto "ha aceptado las limitaciones e incluso las ha usado a su favor" en la construcción de obras contemporáneas en China.

Premiación
El jurado del premio Pritzker concedió esta mención a Wang Shu por una obra artesanal, respetuosa con el medio ambiente y de gran profundidad filosófica, en la que conviven de forma armoniosa tradición y modernidad.
Sus obras se caracterizan por haber sido creadas teniendo en cuenta dos factores fundamentales en la arquitectura: los usuarios de los edificios y la función de estos, explicó Thorne.
El diseño de sus edificios son peculiares y se integran bien en la ciudad, a pesar de que algunos de ellos, por su tamaño, resultan monumentales. Entre sus creaciones más relevantes se destacan el Museo de Historia de Ningbo y el Campus Xiangshan de Bellas Artes de Hangzhou, donde el galardonado ejerce como decano. Dos obras que ejemplifican la filosofía estética de Shu, quien fusiona el legado cultural con la contemporaneidad. En estas edificaciones el arquitecto tuvo en cuenta tres variables: contexto, historia y construcción actual en China.

Materiales
Wang Shu utiliza, de manera novedosa, material reciclado en sus construcciones, con lo que además de ayudar al cuidado del medio ambiente, le da texturas en el acabado de las fachadas e interiores de las mismas. Un ejemplo de esta armonía es el aprovechamiento que acometió con unos dos millones de tejas procedentes de demoliciones de casas tradicionales para cubrir el techo de varios edificios del campus de Hangzhou.
Como ocurre con la buena arquitectura, la obra de Wang Shu trasciende el interrogante sobre el reciente proceso de urbanización de China: ¿se debe de estar anclado en el pasado o mirar en el futuro? Shu crea una arquitectura atemporal, con profundas raíces en la cultura y, a la vez, universal, afirmó el arquitecto chileno Alejandro Aravena, jurado del premio.

Historia
El premio fue creado por  Cindy y Jay Pritzker, propietarios de la cadena Hyatt Hotels, para fomentar y estimular mayor conciencia de los edificios públicos e inspirar mayor creatividad dentro de la profesión del arquitecto.
Los intereses comerciales de la familia Pritzker, con sede en Chicago, han trascendido a la labor filantrópica, con su apoyo a actividades educativas, científicas, médicas y culturales.
Thomas J. Pritzker, hijo mayor de la familia y actual presidente de la Fundación Hyatt, explicó que ser nativos de Chicago, donde nacieron los rascacielos, y estar rodeados de grandes edificaciones diseñadas por leyendas como Louis Sullivan, Frank Lloyd Wright y Mies van der Rohe, entre otros, hizo que la familia fuera consciente de la arquitectura como arte, y el trabajo con el diseño y construcción de hoteles, le mostró el impacto que tiene esta en el comportamiento humano.