FREDDY ARANGO
LA PATRIA | MANIZALES
La Charca de Guarinocito se baña a diario con agua de las quebradas Los Chorros y Cascabel, pero en invierno termina siendo el escurridero de la quebrada Burras y el río Magdalena.
Esta ciénaga con forma de herradura es hace 60 años la despensa piscícola de mil 700 personas que viven a su alrededor, 20 de ellas sobre el humedal, ubicado en el kilómetro 14, en la vía entre Honda y La Dorada.
Además de la pesca sus vecinos y turistas se refrescan en sus 3 kilómetros de largo por 250 metros de ancho. Su profundidad puede variar entre los 2 metros y medio en verano hasta los 4 metros y medio en invierno.
Su belleza, sin embargo, contrasta con la contaminación que ha puesto en riesgo no solo a este ecosistema sino a los habitantes.
En la búsqueda de soluciones se han vinculado entidades como Corpocaldas, Cormagdalena y grupos ecológicos que trabajan por mantener este atractivo natural en el que se puede acampar, navegar en lancha y observar aves y fauna silvestre.
El Programa de Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro desarrolla, hace seis años, actividades para el mejoramiento y conservación de la charca: campañas de limpieza, organización del sendero ecológico, avistamiento de aves (se pueden encontrar 90 especies), destaponamiento producido por el berro y el buchón (plantas) y optimización de los chorros cristalinos.
Dato
$879 millones 734 mil 759 ha invertido el Estado en los últimos seis años en la recuperación de la Charca de Guarinocito.
*Con información de Corpocaldas.
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