Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Lo que era una sospecha con el tiempo se ha vuelto realidad, y ésta indica que el Once Caldas no goza de una administración eficiente, y que si bien sus actuales orientadores son honestos, y seguramente exitosos en otras actividades, en lo deportivo les falta, y mucho.
El prontuario que publicó ésta sección el viernes pasado con 7 errores de Gerencia en los últimos 6 meses, demuestra que hay más voluntad y figuración que conocimientos, y que el equipo no está en manos competentes en ese sentido, y eso incluye al cuerpo técnico.
La marcación del campo con el nombre del patrocinador, la inclusión de 4 extranjeros en un mismo partido, la utilización de jugadores suspendidos, para solo citar 3 de esas irregularidades, constituyen el catálogo de una floja gestión que genera interrogantes sobre la idoneidad de quienes están al frente de la institución.
Y van desde el mismo arrebato de su propietario exigiendo ganancias en apenas un semestre, con amenazas de no aportar más, hasta ese fútbol exiguo que por pasajes salvan los muchachos en el campo ante la ausencia de un patrón definido de juego, o un molde táctico que le de sustento.
Que clasificará, no creo que hayas dudas, a pesar de la falta de categoría mostrada en momentos claves, como las 3 veces que dejó escapar el liderato frente a flojas escuadras del campeonato, y todo porque los rivales que siguen son los peores, Quindío y Patriotas.
No por jerarquía, porque el Once Caldas no la tiene, los números le han ayudado pero lejos está de ser ese conjunto con personalidad, que arrolle con ritmo parejo, y que brinde confiabilidad, tanto que rara vez el hincha blanco sale pletórico del estadio.
Caso patético el último contra Itagüí, con un segundo tiempo sensacional tras un feísimo arranque, sin lograr la igualdad porque se lució el arquero Meza, varias pelotas pegaron en los palos, y ese asedio permanente no tuvo la claridad a la hora de la puntada final.
Corazón y ganas le sobraron al grupo, en algo que debe ser la constante sobre una ajustada propuesta táctica, y que no ha podido darle el Sachi Escobar, quien al igual que con Dayro en el pasado, ha tenido roces internos, evidenciados en los reclamos del argentino Frontini y del paraguayo Núñez.
Pero volviendo al incidente de la semana, es insólito que ni el aguatero, ni el técnico, pasando por todos los que están en el día a día se percaten de semejante oso, o que los implicados se hagan los locos, lo que podría interpretarse como que fallan la comunicación y la concentración. Una vez hasta se perdona, dos es una vergüenza, y acaba de suceder.  
Y el gerente de vacaciones, aunque la verdad creo que está en el lugar equivocado, carece del perfil para ese cargo, y el Once Caldas va a tener que revisar sus cuadros de manejo porque no hay resultados en algunas de sus ejecuciones.
En lo comercial mucho convenio cero contratos, con una junta directiva de absoluta fidelidad hacia el dueño, pero ignorante de los pormenores del tema, un técnico que no convence, unos jugadores desaprovechados, y un panorama que emociona poco.
Aquí hace falta gente de fútbol para que controle este negocio, y sería bueno hacérselo notar al señor Pineda, sobre todo pensando en el segundo semestre cuando hay que replantear tantas cosas, porque estoy casi seguro que el problema no es de jugadores, independiente de que se requieran uno o dos refuerzos, especialmente delanteros.
P.D. Acaba de renunciar al Chicó Ricardo Hoyos, un manizaleño radicado hace tiempo en Bogotá, quien ha estado a punto de entrar al Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de fútbol, hincha del Once Caldas, conocido y conocedor del medio, respetado y acatado, y quien estoy seguro, podría dar una buena mano por estos lados.
Hasta la próxima…
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