Orlando Cadavid


El papa Benedicto XVI reajustó esta semana la tripleta cardenalicia colombiana al llamar a esa alta dignidad al Arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Rubén Salazar Gómez, de 70 años, cumplidos hace dos meses, aunque su apariencia es la de un hombre 10 ó 15 años menor.
En el exclusivo Sacro Colegio dejó una vacante, a su fallecimiento, en Roma, el 19 de abril de 2000, el cardenal Alfonso López Trujillo, quien llegó a la cúspide de su carrera eclesiástica cuando estaba próximo a cumplir los 49 años, convirtiéndose en el más joven de los ocho purpurados que ha tenido nuestro país. Desde el año 1990 estuvo al frente del Pontificio Consejo para la Familia desde donde libró pertinaces cruzadas en defensa de la familia y de la vida, con pasión y competencia, como lo expresó en su funeral el actual Sumo Pontífice.
Los otros dos miembros de la trilogía vigente son los cardenales Darío Castrillón Hoyos y Pedro Rubiano Sáenz, quienes accedieron a la respetable institución cuando contaban 68 años cada uno. Por haber rebasado los 80 años no pueden elegir, ni ser elegidos, en caso de que se convoque un cónclave para escoger a un nuevo Pontífice. Monseñor Salazar Gómez es el único habilitado de los tres para elegir y ser elegido, según las severas normas vaticanas.
El primer cardenal que tuvo Colombia fue monseñor Crisanto Luque Sánchez, designado a sus 64 años. Había nacido en Tenjo, un pequeño municipio del norte del área metropolitana de Bogotá, situado a 37 kilómetros de la gran capital.
He aquí las edades a las que llegaron los otros purpurados criollos: A los 71 años, monseñor Luis Concha Córdoba, hijo de expresidente José Vicente Concha, el primer mandatario colombiano elegido por voto directo. Tenía 23 años cuando su padre llegó a la jefatura de Estado. Monseñor Aníbal Muñoz Duque, a los 64, y Mario Revollo Bravo, a los 69 años, hijo de padres colombianos, nacido en Génova, Italia, el 15 de junio de 1919.
Los biógrafos del Cardenal Luque recuerdan que fue oponente del presidente Gustavo Rojas Pinilla, y como Primado Colombiano condenó el movimiento político de la Tercera Fuerza de Rojas; denunció un juramento de lealtad que pidió de su partido político en junio de 1957 como "ilícito" y calificó a su partido como "peligroso". Amenazó a la Junta Militar que reemplazó a Rojas con quitarles el apoyo de la Iglesia si no entregaban el poder en elecciones libres. Murió de una hemorragia pulmonar, en Bogotá, a los 70 años. Está sepultado en la Catedral capitalina.
El arzobispo Salazar Gómez se convertirá el próximo 24 de noviembre, en Roma, en el octavo Cardenal de la Iglesia Católica colombiana.
El día señalado se oficializará su consagración y las de otros cinco nuevos miembros del Sacro Colegio Cardenalicio, en una ceremonia especial, en Ciudad del Vaticano.
El entrante purpurado conservará sus altas dignidades eclesiásticas como arzobispo de la principal arquidiócesis del país y presidente de la Conferencia Episcopal.
La apostilla: A la muerte del Cardenal Crisanto Luque, lo sucedió monseñor Luis Concha Córdoba, quien en el momento de ser transferido a Bogotá oficiaba como Arzobispo de Manizales. Hombre de malas pulgas, cuando dejó esta ciudad y le preguntaron cómo se había sentido durante casi 20 años, Concha respondió secamente: "Ni me quisieron, ni los quise".
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