Luis F. Gómez


Sin confianza no hay vínculo social. Sin confianza la vida humana en sociedad no es posible. Y lo que más está requiriendo el país hoy es que ese acumulado de confianza lo consolidemos y multipliquemos, solo así lograremos reconstruir las bases quebradas de nuestra Colombia actual.
Adela Cortina, pensadora que le ha dedicado buena parte de su producción filosófica al problema de la ética, en su último libro: ¿Para qué sirve realmente la Ética? Insiste en la importancia de la confianza, ella dice: "es el principal recurso moral de una sociedad", pues la confianza abarata los costos en dinero, en energía y sufrimiento. Y eso es lo que le está faltando al país. No podemos seguir construyendo de paro en paro. No podemos dejar que la negociación con las Farc de La Habana tenga tantos enemigos. No podemos permitir que la naciente negociación con el Eln nazca sin aliento. Tenemos que volvernos a ver todos los colombianos y colombianas cara a cara, mirándonos a los ojos sin temor. Ello permitiría que muchos de los escollos se puedan resolver pacífica y rápidamente, eso es el abaratamiento de los costos de las negociaciones en el país. Que no haya la necesidad de matar gente, que no haya necesidad de sitiar un país, que no haya la necesidad de destruir una ciudad.
Pero la confianza no llega sola, a ella se llega cuando se cultiva la verdad: "decir la verdad en la vida pública, sea política, económica o civil, entre otras razones, porque sin veracidad no hay confianza posible", sostiene Adela Cortina en ese mismo libro. Y de eso nos falta mucho. No decimos toda la verdad y en muchos casos se manipula la información para que beneficie algunos intereses. Y para ello es indispensable que existan en la sociedad entes muy serios que ayuden a modular la verdad sobre la vida social. Las universidades son, si se quiere, las principales actoras de la verdad en sociedad. Igualmente los centros especializados. Pero de la misma forma, se requiere que todos busquemos honestamente la verdad, y para ello debemos escuchar a los demás buscando en ello una verdad. Que si bien es una verdad situada, por su historia, sus miedos, sus experiencias, sus deseos y sueños. Pero allí hay algo de verdad. Y desde allí es que debemos comenzar a construir.
En el fondo es que debemos ser muy éticos en nuestras vidas, que implica labrarse un buen carácter. Es un trabajo de años, es un proceso cultural y familiar muy importante. Y debemos preguntarnos cuál es el carácter ético que estamos construyendo en las nuevas generaciones. La metáfora que utiliza Cortina es "artesanos de la propia vida", donde poco a poco logramos buscar lo justo y no acomodar las cosas a lo que nos conviene.
Trabajemos porque ese verdadero capital social que es la confianza se potencie en nuestro país.
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