Elizabeth Ortiz Palacio


Muchas mujeres han decidido seguir una dieta vegetariana por múltiples razones, entre ellas por salud, por voluntad de proteger el mundo animal, etc. En los últimos años las dietas vegetarianas se han ido incrementando. Por eso es importante establecer el tipo de vegetariano que se es.
Curiosamente, al vegetariano se le identifica más por lo que evita comer y no por lo que consume. Las dietas vegetarianas se clasifican en tres categorías principales: tradicionales, parciales y nuevas o atípicas.
Las tradicionales incluyen la leche y/o huevos (lactoovovegetarianos). Dentro de este grupo estan los vaganos, que no consumen alimentos de origen animal, en absoluto. Llegando incluso a no usar prendas ni objetos como lana, seda, cuero. Tampoco consumen miel de abejas.
De las parciales hacen parte los semivegetarianos, quienes excluyen algunos alimentos de origen animal como la carne de res, pero comen pescado o pollo.
Las nuevas vegetarianas o atípicas han surgido en las últimas décadas. Entre ellas se encuentran las dietas macrobióticas tipo zen, que tienen restricciones progresivas compuestas principalmente de cereales y poco líquido. Están basadas en propiedades metafísicas percibidas más que en principios nutricionales establecidos. Los rastafarianos se parecen a los veganos en que evitan el consumo de sal, alimentos conservados, aditivos y alcohol.
La dieta a base de frutas y/o frutos permite consumir nueces, almendras, miel, aceite de olivas. Pueden consumirse como dieta cruda.
La clasificación apropiada del tipo de dieta consumida y los tipos de alimentos evitados son consideraciones importantes para establecer la suplementación necesaria. La motivación por el cambio puede ser económica, por el costo de la fuente animal o por razones filosóficas, religiosas o espirituales. Estas motivaciones pueden ser buscadas de una manera intensa ante una complicación dietética.
La falta de planeación adecuada de los alimentos puede dejar como resultado consecuencias desastrosas en el estado fisiológico del bebé, que está en proceso de crecimiento. El suministro de energía se limita. El aporte resulta bajo y el volumen es mayor superando la capacidad gastrointestinal, ya que presenta cambios, náuseas y vómito. Las fuentes proteicas traen aminoácidos limitantes, por lo que se requiere complementarlas con vitamina B12, calcio y hierro.
La dieta vegetariana no supone riesgos para la salud de la madre ni del bebé, siempre y cuando cubra los requerimientos necesarios para el embarazo y se suplan adecuadamente.
*Nutricionista Dietista Clínica
Universidad Nacional de Colombia
Educadora acreditada en Diabetes
saludablearas@yahoo.com.co
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