Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Vuelvo y comienzo con datos de la vergonzosa campaña del Once Caldas: 1 punto de 12, o de 15 si el Cali le ganó anoche, cero protagonismo en los cuadrangulares porque ha sido un convidado de piedra, y una afrenta al buen nombre siendo el hazmerreír de otras hinchadas.
Y si tomamos las últimas 10 jornadas, en las que solo sumó 6 puntos de 27, o de 30 que da igual, ese rendimiento inferior al 20% supone un fracaso monumental que no puede concluir en la antipática medida de abaratar costos sacando los jugadores que más ganan.
O cómo diablos se explica que con una nómina competitiva se haga semejante oso, y el gran anuncio sea la ratificación del técnico a costa de reducir la plantilla, bajando el presupuesto mensual de 750 a 400 millones, en un hecho inverosímil, ilógico y absurdo.
Influenciados por la calidad personal del Sachi Escobar, la dirigencia que solo mira el negocio en pesos, le ha dado carta abierta para que siga, y si no pudo con este buen grupo, ¿de dónde va a sacar argumentos para orientar acertadamente uno que tenga menos?.
Mala estrategia porque el fondo profundo está detectado hace rato, cuando la suerte montó un telón que tapó la falta de herramientas propias, sin un libreto definido, jugando a nada, con deficiencias de manejo desde la raya, y dudas sobre la verdadera capacidad del guía.
Las cifras del Once Caldas en cualquier club del planeta derivarían en el licenciamiento del entrenador, que en este caso se agravan por el pobre juego desplegado, el mal empleo del recurso humano, la ausencia de credibilidad, y las pocas señales de que esto pueda mejorar.
Razones para cambiar, don Rafael Castañeda, quien soltó esa perla hasta risible de que ‘No veo porque deba salir el técnico’, dejando la sensación de una Gerencia inexperta que solo analiza balances contables, sin fijarse en el objeto mismo y la razón de ser de la compañía.
Inentendibles los parámetros del señor Castañeda para medir la eficiencia, eficacia, o productividad de la empresa que está dirigiendo, ante guarismos tan contundentes en los últimos 2 meses con menos del 20% de rendimiento, que obliga a tomar determinaciones. 
La decisión sana, normal, y más beneficiosa era que Santiago Escobar dejara el cargo, máxime con los niveles de rechazo que hoy exhibe, y frente al paupérrimo trabajo que ni siquiera deja la base de lo que ahora plantean será la idea para el siguiente campeonato. 
Si Clemente Palacios, Jonathan Lopera o Sebastián Puerta son la muestra, vamos rumbo a que el Once Caldas se convierta en un Quindío experimental, y ahí sí es necesario exigir respeto porque hay demasiada historia y un inmenso pasado que no se pueden pisotear.
Y lo más asombroso es que sale públicamente el actual entrenador, sin asomo de vergüenza alguno, sin asumir su responsabilidad, y sin explicaciones coherentes sobre el bajón, a informar acerca de la reducción presupuestal, y la salida de Scaglia y de Romero.
Insisto, si no pudo con este equipo, bastante bueno para el medio, ¿lo hará con juveniles?. Lo dudo.  Y porqué teniendo más que Pasto o Itagüí, hizo una campaña tan deplorable, y porqué los jugadores que antes valían millones, ahora nadie los voltea a mirar.
La ratificación que le hizo la Junta Directiva es irracional frente a los números, sacrificando una nómina que puede ser el punto de partida para un buen torneo, y con el riesgo de que la permanencia de Escobar aleje para el segundo semestre parte de hinchada del Palogrande.
Demasiado optimismo, que podría denominarse inocencia, o ignorancia, que en cualquiera de los dos casos abre el debate acerca de la idoneidad en asuntos deportivos de quienes encarnan la presente administración del blanco blanco de Manizales.
Conservando la nómina, con ligeros retoques, y un estratega distinto, se puede diseñar un cuadro competitivo, capaz de pelear título, y digno representante de una plaza que por antecedentes y respuesta actual del público, siempre debe estar en los primeros lugares.
Peter Drucker, gurú de la administración moderna, definió la estupidez como ‘la búsqueda de resultados distintos haciendo siempre lo mismo’.
Hasta la próxima…
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