Ricardo Correa


El país recibió ayer una muy buena noticia: la suscripción del segundo acuerdo parcial entre el Gobierno nacional y las Farc en La Habana. Este acuerdo atiende al segundo punto de la agenda acordada para la negociación: la participación política. El texto conjunto con que se anunció el acuerdo, así como las intervenciones posteriores de las partes, dan elementos de juicio sólidos para pensar que el proceso de paz va por buen camino y que se está construyendo una masa crítica que lo hará irreversible. Ese momento de no retorno todavía no ha llegado, pero se está andando en el sentido correcto para lograrlo. Esto no quiere decir que todo será fácil en el trabajo que falta, y que no haya riesgos o nudos gordianos en coyunturas futuras. Pero lo que sí se puede decir es que se va por buen camino.
Si bien el texto de este acuerdo parcial no lo conocemos en detalle y solo sabremos de él cuando toda la negociación esté concluida, la declaración conjunta y las de las partes por separado dan luces del sentido de lo pactado. Se podría decir que una parte de lo acordado en cuanto a participación política tiene como finalidad profundizar y hacer cumplir postulados de la Constitución de 1991 en este tema, especialmente en lo referente al fortalecimiento de la voz del ciudadano y de grupos o movimientos alternativos a los grandes partidos. También se hace especial énfasis en las garantías a la oposición. La otra parte atiende a los requerimientos que aquí o en cualquier lugar del mundo se necesitan para que una guerrilla regrese a la vida civil y cambie las armas por la política. Nada que rompa con el espíritu de la Constitución Nacional.
Se resalta la creación de las circunscripciones transitorias especiales de paz en la Cámara de Representantes para darle mayor visibilidad y voz en el conjunto del Estado a las zonas que de manera más grave han padecido el conflicto armado. También se dan los primeros pasos en el diseño de los instrumentos que permitan que las Farc se conviertan en un partido o movimiento político y en las medidas de seguridad que impidan que se repita la historia de la UP. Y por primera vez, de manera conjunta, se aborda el tema de la dejación de las armas por parte de la guerrilla. Sin duda alguna, quedarán pendientes de acuerdo algunos asuntos de este punto, al igual que sucedió en el primer punto sobre política de desarrollo agrario integral. Estos pendientes serán tratados cuando lo ya pactado invite a no pararse de la mesa, y con seguridad habrá solución a lo que hoy es de muy difícil tratamiento.
Por último, este segundo acuerdo parcial menciona nuevamente a las víctimas, en un paulatino cambio de mirada en este tema por parte de las Farc. En el momento en que la guerrilla reconozca explícitamente el daño y el sufrimiento que ha causado, y que lo haga con un verdadero sentimiento de pesar, producto de su íntima reflexión, en ese mismo momento se desatarán energías muy convenientes y sanadoras para concluir de manera exitosa este proceso.
La mesa saltará ahora al punto cuatro: "Solución al problema de las drogas ilícitas". El punto tres denominado "Fin del Conflicto", que se aplaza por ahora, es el corazón de la negociación y con seguridad será tratado al final, pues es el más difícil y complejo, es el que atiende a la suerte misma de los integrantes de esta guerrilla en tres aspectos esenciales: su suerte jurídica, su paso de guerreros a ciudadanos y su futuro como organización civil y política.
En cuanto a las fotos publicadas en días pasados en las cuales se observa a miembros del equipo negociador de la guerrilla mientras están tomando el sol a borde de un yate en Cuba, sobra decir que son intrascendentes respecto a la esencia del proceso de paz, la cual es lograr un acuerdo para terminar la guerra, y como vemos se avanza en esa senda. El expresidente Uribe se equivoca, nuevamente, en querer boicotear las negociaciones con asuntos de tan poca monta como este y revela un ánimo que raya con la mala intención. Y por las reacciones del candidato Óscar Iván Zuluaga a este segundo acuerdo parcial, parece que está siguiendo los pasos de su jefe. Ojalá nadie atienda estas palabras necias. Deben entender que no estamos en la coyuntura de 2002 y que se equivocan si creen que repitiendo el libreto de entonces lograrán recuperar el poder.
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