Andrés Hurtado


Sigamos la carretera que de Cusco nos lleva a Pisac para visitar otro de los monumentos incaicos, ubicado a ocho kilómetros de Cusco y a uno de Puca Pucara. Se trata de Tambomachay. Debemos caminar un corto trecho desde la carretera para llegar al lugar de las construcciones; en este trecho se han instalado muchos vendedores de artesanías muy coloridas, entre las que sobresalen los tejidos de lana con figuras de cóndores y del mundo de los incas. Tambomachay significa "lugar de descanso" según algunos y "tambo de la caverna" según otros. Lo que sí es claro, sin oír todavía al guía y sin consultar libros y folletos, es que se trata de un lugar o de baño o de celebración de los misterios del agua. Y en efecto, fue ambas cosas.
Adosados a una colina hay cuatro muros y cuatro terrazas y en la parte más alta sobresalen cuatro hornacinas, perfectamente simétricas y del tamaño de una persona. El lugar se encuentra a 3.700 metros sobre el nivel del mar y abarca un área pequeña, de solo 430 metros cuadrados. La altura de estos lugares, que raya los 4.000 metros, hace suponer que los incas que aquí vivían debían tener espaldas anchas y pulmones fuertes, habituados a la rareza del aire y que además debían tener rostros trigueños y quemados por la exposición al sol de las alturas que es más quemante. Y los campesinos que vemos a nuestro paso en todos estos lugares, descendientes de los incas y que son quechuahablantes, corresponden en efecto a este fenotipo.
"Los baños del Inca", como también llaman a Tambomachay, se encuentran en el camino del Antisuyo. Los suyos eran las cuatro divisiones del imperio Tahuantinsuyo. Era el suyo más pequeño y se encuentra al norte y noreste de Cusco en las cuencas de los ríos Urubamba y Madre de Dios, en los límites de la selva amazónica, hasta donde no alcanzó el dominio de los incas. El lugar tiene dos acueductos que vierten las aguas en una poza. El conjunto está construido en piedras calizas en forma de poliedros magistralmente ensamblados y data del año 1.500 d.C. Además del baño ritual del inca y de lugar de culto al agua, Tambomachay servía de fortificación en los límites del Antisuyo. Dijimos en el artículo anterior que hasta aquí no llegaba el séquito del emperador, que se quedaba un kilómetro más abajo en Puca Pucara. El espectáculo de los cuatro muros, las terrazas, las hornacinas, las dos fuentes de agua y la poza ceremonial se imponen al visitante por la simetría y la belleza del conjunto y desde luego por el magnífico estado de conservación. Si bien son Machu Picchu, Cusco y Sacsayhuamán los lugares que más turistas atraen en esta zona del país, a estos sitios de "menor" importancia también afluyen centenares de visitantes. Perú es consciente de la importancia de su pasado cultural y sabe aprovecharlo económicamente. Los turistas que entran al país son varios millones al año, cifra que los colombianos estamos todavía muy lejos de igualar. Nuestro siguiente destino es Pisac.
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