Esteban Jaramillo


Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
Duele, pero es real. De una firma depende la vida o muerte del Once Caldas. Si la Superintendencia de Sociedades aplica el rigor de la ley, el Once desaparecerá por incumplimiento de lo prometido, al acogerse a la ley de insolvencia, respecto a pagos a jugadores y acreedores.
Un mensaje llegado desde Washington, donde delibera la Fifpro, asociación mundial de futbolistas, y firmado por Puche González, su representante en Colombia, advierte sobre el estado caótico de las finanzas del club y el conocimiento que, sobre el tema, han tomado la súper y Coldeportes.
Sanción menor sería hoy el retiro del reconocimiento deportivo y mayor, la fatal, la declaración de quiebra total, que equivale a su forzosa desaparición.
Conmueve la indiferencia con que el asunto hace trámite. Para algunos de los directivos el tema no tiene importancia y, en general, el pueblo futbolero ve los problemas con tolerancia.
Dimayor, con las comisiones por televisión, tiene al día la seguridad social de los futbolistas y, actualmente, el Once gestiona el modelo de pagos, a plazo largo, a los viejos acreedores.
La Licorera, con la voluntad de su junta directiva y de su gerente, Francisco Eduardo Quintero, ha salido al salvataje temporal. La aprobación del auxilio, por contrato de publicidad, permitirá sanear la nómina, hasta septiembre, pero urgente resulta la gestión política ante los organismos de control, buscando con ello un margen de tolerancia similar al que tuvieron con Millonarios y Santa Fe, y mantienen con Cúcuta, Pereira, América, Medellín y algunos equipos de la B, comprometidos en el mismo asunto.
La grave situación no pasa hoy por aprobar o no a los dirigentes, aunque oportuna resultaría una protesta masiva por sus actos. Pasa por buscar la sobrevivencia del equipo, de cualquier manera legal y no permitir su desaparición envueltos en la bandera de la insensibilidad. La búsqueda de recursos es prioritaria, mirando hacia el futuro, apoyado todo, claro, en el rendimiento deportivo, que por estos días no cuadra. Salvemos al Once Caldas. No permitamos que nuestro equipo laureado y con historia, se desvanezca sin esperanzas.
Nota al margen: El silencio de algunos periodistas sobre el tema, está apoyado en el compadrazgo con los dirigentes. Qué triste resulta hablar de fútbol sin tener en cuenta la pelota.
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