María Leonor Velásquez Arango


‘Desde muy pequeña empecé con este sueño tan grande, todos los días pensaba en cómo sería tener la medalla, soñaba con ella, hoy se me hizo realidad... lo más importante es creer que uno puede y lo va a hacer bien, nunca pensar que uno puede caerse’.
Estas son las palabras de Mariana Pajón después de ganar la final de ciclismo BMX femenino en Londres. Las palabras de esta deportista, que hoy nos hace sentir tan orgullosos de ser colombianos, me generan varias reflexiones.
En primer lugar quisiera hablar de la capacidad de soñar; todas las historias de transformación y reto a lo largo de la humanidad hablan de ello; Nelson Mandela decía ‘Sueño con un África en paz consigo misma, mi ideal es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades’; este hombre maravilloso no perdió la capacidad de soñar aún en las condiciones más difíciles cuando estaba en prisión, donde ha dicho que tuvo una gran lección de paciencia y perseverancia.
Soñar nos permite ponernos metas grandes que nos sacan de nuestra zona de confort y nos retan a dar lo mejor de cada uno de nosotros; también en una organización, en una comunidad, en una región, en un país. Me pregunto si algunos de nosotros o en nuestra sociedad, tal vez hemos perdido nuestra capacidad de soñar y hemos olvidado que mirar el futuro es lo que da significado a nuestras acciones de hoy.
No se trata de quedarnos en el sueño, volvamos al ejemplo de nuestra campeona de BMX y revisemos otro de los elementos de su entrevista ‘creer que uno puede’. Creer que no tenemos la capacidad o que nuestro sueño es demasiado lejano y demasiado grande nos debilita. La confianza en nosotros mismos es un elemento fundamental para lograr las metas y alcanzar el éxito; no solamente la confianza que proviene de nosotros mismos sino aquella que se alimenta de saber que hay otros que creen en nosotros ‘saber que la gente creía en mí hacía que yo creyera en mí’, dijo la deportista en una de sus primeras entrevistas.
Los niños y los jóvenes necesitan que su familia, sus maestros y la sociedad crean en ellos; los adultos necesitamos sentir que las personas a nuestro alrededor, jefes, familia, amigos crean en nosotros; los mayores necesitan que sus hijos y nietos crean en su experiencia y sabiduría. Ser capaces de creer en nosotros y en los otros es la base de la confianza que es una fuerza poderosa que nos impulsa a seguir intentándolo.
No basta con soñar y creer, necesitamos prepararnos e intentarlo, cada día, todos los días, siempre. Si como personas dejamos de prepararnos nos estancamos y probablemente perdamos la motivación; prepararse -estudiando, entrenando, aprendiendo, practicando- nos mantiene vivos. Una persona que no aprende se estanca, una organización que no aprende desaparece, una sociedad que no se educa pierde la capacidad de ser autosuficiente y generar calidad de vida y oportunidades para sus integrantes.
Otro elemento que quisiera rescatar de este triunfo es la intención de la deportista durante la competencia ‘hacerlo bien y disfrutarlo, nunca pensar que uno puede caerse’. Ponerle ganas y entusiasmo a lo que hacemos, no hacerlo porque nos tocó, sino porque queremos. Cuando las acciones provienen de la obligación parece que se convierten en una carga muy pesada que no nos deja avanzar, cuando trabajamos y nos movemos desde el gusto parece que las energías se renovaran permanentemente.
Todo esto producto de una competencia en unas olimpiadas; ¿No será que la vida, el estudio, el trabajo y nuestra sociedad son unos juegos olímpicos permanentes donde estamos compitiendo con nosotros o con otros para alcanzar una meta, para aprovechar todas nuestras capacidades, para ser mejores cada día? ¿Cuántos se quedan en el camino? ¿Cuántos disfrutan el recorrido? ¿Cuántos alcanzan sus sueños?
Me pregunto si realmente estamos haciéndolo bien, como personas, como familias, como sistema educativo, como empresas, como dirigentes; si nuestras metas responden a un sueño que está grabado en nuestro corazón, si realmente creemos que podemos lograrlo, si nos estamos preparando para ganar la medalla de oro, si el recorrido es un camino que disfrutamos o si por el contrario vamos renegando ante cada tropiezo que tenemos, si creemos y valoramos el esfuerzo diario de tantos que carecen de todo; y finalmente, si tenemos la generosidad de reconocer que no se trata del esfuerzo de una sola persona; detrás de cada deportista hay una red de personas que apoya y permite que se llegue al podio.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015