Efraim Osorio


La editorial Tusquets de España le pidió al escritor Evelio Rosero que suprimiera la tilde del adverbio ‘sólo’ -como lo exige hoy la Academia de la Lengua- del texto de su novela histórica "Plegaria por un Papa envenenado". El autor se negó rotundamente a ello, porque, dijo, "la Academia es la que está equivocada". Estamos muy de acuerdo. No obstante, el delegado para Colombia de Fundéu BBVA, señor Fernando Ávila, columnista de El Tiempo, escribe: "Las normas necesariamente cambian como cambia el lenguaje. Y ahí está el caso de la tilde de ‘sólo’, antes obligatoria, después opcional y ahora eliminada" ("El lenguaje en el tiempo", 29/1/2014). Presenta luego las razones (o sinrazones, porque todas son caprichosas) por las cuales, según la Academia, es innecesaria esa inofensiva tilde, y remata con este diamante: "…cada vez son menos las personas que distinguen adjetivo de adverbio…". ¡Cómo le parece! Si esto es así, ¡cerremos el chuzo, y perdámonos! Suprimamos, entonces, la tilde que en determinados casos le ponemos hoy al monosílabo ‘si’, porque ‘cada vez son menos las personas’ que saben la diferencia que hay entre una conjunción, un adverbio de afirmación y un pronombre personal. Y quitémosle la tilde que a veces le ponemos al vocablo ‘tu’, porque ‘cada vez son menos las personas’ que pueden distinguir un pronombre personal de un adjetivo posesivo. O, mejor aún, acabemos con las tildes, porque ‘cada vez son menos las personas’ que saben qué son palabras átonas, tónicas, agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas. Y olvidémonos de la ortografía en general, porque ‘cada vez son menos las personas’ que saben por qué a veces escribimos ‘cazar’, otras, ‘casar’; unas veces ‘acerbo’, otras, ‘acervo’; ‘vómito’, de tarde en tarde, y ‘vomito’, de cuando en cuando… Y acabemos con la gramática, pues ‘cada vez son menos las personas’ capaces de analizar gramaticalmente esta oración elemental:"La rosa es hermosa". Soluciones cómodas, comodísimas, pero absurdas desde todo punto de vista. Lo que tienen que hacer las entidades responsables de ello es ‘enseñar’ (las tildes y los demás signos ortográficos ayudan), para que ‘cada vez sean más las personas’ que conozcan bien el idioma que hablan y escriben.
* * *
Enseñarle, por ejemplo, al jurista José Gregorio Hernández Galindo la diferencia que hay entre ‘porque’ y ‘por que’, pues, según las siguientes muestras, la desconoce: "Hacemos votos porque su contenido vaya más allá de aumentar el período de los actuales magistrados…"; "también hacemos votos porque esta vez los magistrados de las altas corporaciones recobren su dignidad…" (LA PATRIA, 31/1/2014). Enseñarle que ‘porque’ (desubicada en sus frases) es una conjunción causal, que da la razón por la cual algo se afirma o se niega; y que ‘por que’ es una locución conjuntiva final, que puede sustituirse por ‘para que’, y que indica la finalidad o el objetivo de un procedimiento cualquiera. Tal es mi punto de vista, que se aleja de la enseñanza tradicional -que le da la razón al doctor Hernández Galindo-, pues me parecen muy distintas las frases "lo hice así, porque así lo quise", y "hacemos votos por que cese la violencia". Y hay otros puntos de vista: María Moliner, por ejemplo y muy cercana a mi posición, dice que "la escritura de esta expresión es más lógica en dos palabras" (‘más lógica’, no; es ‘la lógica’); y el académico Manuel Seco dice que "este uso no es corriente". Pero es el correcto, repito. Así, entonces, podemos entender con más facilidad las siguientes palabras y expresiones: ‘porque’ (conjunción causal), ‘por que’ (locución conjuntiva final); ‘¿por qué?’ (locución interrogativa) y ‘el porqué’ (sustantivo, ‘razón, motivo, causa’).
* * *
Y enseñarle también al buen columnista Fuad Gonzalo Chacón que el pronombre personal ‘quien’ lleva tilde únicamente cuando es parte de una oración interrogativa, expresa o implícita. En los ejemplos siguientes, tomados de su artículo de LA PATRIA del 4 de febrero de 2014, sobra la tilde del pronombre relativo porque esas oraciones son todas afirmativas. "No hay con quién"; "No hay quién lo pueda detener…" (el voto en blanco); "Mejor barajemos de nuevo porque aquí no hay con quién" (LA PATRIA, 4/2/2014). "No hay con quien", señor. Si la oración interrogativa es explícita, es muy fácil identificarla, por ejemplo, "¿quién podrá defendernos?". No lo es, lo digo por experiencia, cuando es implícita, verbigracia, "dime quién fue el responsable" o "aún no sabemos quién fue el responsable". El análisis gramatical es un buen auxiliar en estos casos. Lleva también tilde cuando este pronombre es admirativo, por ejemplo, "¡Quién lo creyera!". No sobra recordar que ‘quien’ reemplaza únicamente a personas.
* * *
‘Enarbolar’, dice El Diccionario, es "Levantar en alto un estandarte, bandera o cosa semejante, o algo con lo que se amenaza a otra persona". Sus sinónimos son ‘enhestar, arbolar, blandir’ y ‘enfadarse, enojarse’. Según esto, una ‘tolda’ (toldo, tienda) no puede ser ‘enarbolada’, como lo dijo Andrés Londoño Botero en su columna de LA PATRIA: "…quizás pensando que algunos dirigentes conservadores iban a oficializar el cartel azul rindiendo las toldas que importantes líderes han enarbolado…" (31/1/2014). ‘Levantar’ es el verbo apropiado en este caso: "…las toldas que importantes líderes han levantado". Así, aun los conservadores entendemos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015