Alvaro Segura


¿Serán los próximos los últimos días del Gobernador de Caldas, Guido Echeverri Piedrahíta, al frente de los destinos del departamento? Si nos atenemos a los rumores que surgieron desde el momento en que se conoció el fallo en primera instancia del Tribunal Administrativo que anuló su elección, el mandatario de los caldenses se habría ido hace meses o estaría tan sólido en el cargo como Obama el día en que ganó su reelección.
No obstante, a juzgar por lo que pasó entre el miércoles y el viernes últimos, cuando el gobernador no solo se reunió con algunos de sus más cercanos amigos para analizar caminos y alternativas políticas en su futuro inmediato, sino que casi que les dijo adiós a los integrantes de su gabinete, encuentro que antes que felicidad terminó con lágrimas y caras de nostalgia y desilusión, uno podría inferir que está más cerca que lejana su despedida del llamado palacio amarillo.
Además, el propio Guido, en declaraciones a la prensa el viernes, una vez instaladas las primeras sesiones ordinarias de la Asamblea Departamental, con rostro tranquilo y su acostumbrada serenidad, dijo que esta semana que comienza se estaría conociendo el fallo en segunda instancia del Consejo de Estado, que definiría la apelación de su abogado a la providencia de primer orden que el 3 de julio del año pasado anuló su elección como Gobernador por un asunto que es de amplio conocimiento (http://www.lapatria.com/caldas/tribunal-contencioso-administrativo-de-caldas-declara-en-primera-instancia-nulidad-de-gobernador-...). Incluso se rumora que podría renunciar al cargo esta semana, antes de que sea oficial la providencia, pues así lo dejó entrever hace algunos días.
Y es claro que se necesita una urgente definición de este asunto, pues tan solo habían transcurrido seis meses de su mandato cuando Guido Echeverri comenzó a caminar en la cuerda floja, lo que quiere decir que tanto él como los caldenses llevamos ocho meses de incertidumbre jurídica, cuando debió ser un asunto resuelto mucho antes de terminar el 2012.
Por fortuna, muy a pesar de las fallas habituales en el complejo mundo del manejo público y sin olvidar que la corrupción política siempre estará presente, más cuando se viene de una administración llena de escándalos y de procedimientos viciados como la de Mario Aristizábal, Caldas logró el año pasado un giro de 180 grados, salvándonos por ahora de caer en un túnel lleno de oscuros intereses y camaleones dispuestos a dar voraces zarpazos.
¿Qué se puede venir ahora? Si el Gobernador sale del cargo, como él mismo lo da por sentado en un 80 %, se viene un momento maluco y desgastante como es el de una elección atípica. Es decir, habrá una obligada campaña política para definir un mandatario de transición y ahí pues naturalmente los que se meten a ese “baile” son los grupos políticos, cada uno con intereses diferentes.
De hecho desde octubre o noviembre del año pasado, como por encargo para medir si eran bien recibidos o no, salieron a flote por el conservatismo yepista nombres como el de Carlos Arboleda y Juan Martín Hoyos, mientras por el liberalismo no oficialista, es decir, los que no encajan dentro de la representante a la Cámara Adriana Franco, que no es otra cosa que la continuidad del barquismo, sonó la opción de Julio César González, que fue el gerente de campaña de Guido Echeverri. Entre tanto, en el Partido de la U, que ahora no se sabe de quién es ni a quién le responde, descartaron la candidatura de Adriana Gutiérrez, pero podrían sorprender con cualquier nombre de aquí o de otro lado.
¿Y en medio de todo este enojoso asunto qué hace Guido Echeverri? Si bien él es muy culpable de lo que pueda ocurrir con su suerte política, pues se lanzó al ruedo sabiendo de una posible inhabilidad, lo favorece que si se va no es porque haya sido destituido por corrupción o por permitir que se robaran el departamento. En ese sentido es él quien muy seguramente haga el guiño para que una persona de su confianza termine en los dos años y medio que le quedarían de mandato la obra que inició.
Hoy por hoy el Gobernador es el jefe natural del liberalismo en Caldas, muy a pesar de que Adriana Franco tenga la representación oficialista de ese partido por su condición de única congresista que queda, o de que Ómar Yepes lo haya propuesto como candidato al ver que no tenía nombres de peso para esa aspiración. Por eso muchos dicen que a pesar de las complejidades, Echeverri tiene la sartén por el mango y que debe jugar para recoger a los liberales disidentes que, molestos por escándalos de parapolítica y corruptelas, no quieren ni tienen espacio en el oficialismo de su partido, que en Caldas se escribe con b de barco. Esperemos a ver qué pasa en las próximas horas.
Al margen
Se fue el Papa Benedicto XVI, un hombre seguramente pecador como cualquier mortal, aunque con mucho camino recorrido y acciones que lo acercan a la santidad; un generador de cambios profundos en el complejo, ceremonial y disputado poder del Vaticano, y un valiente luchador contra los responsables de escándalos por pederastia y por corrupción en esa cerrada y casi inexpugnable república religiosa. Ojalá su sucesor sea tan valiente como él al punto que si más adelante debe renunciar por incapacidad física o porque no lo dejan trabajar, lo haga con la misma valentía y claridad que la que tuvo Joseph Ratzinguer.
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