Mario César Otálvaro


Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Este sábado el Once Caldas jugaba el segundo partido de la liga frente al Junior, que al igual que contra Cali, marcan un inicio complicado por las exigencias de los rivales para este nuevo e interesante proyecto deportivo bajo las órdenes del Sachi Escobar.
Todo tras una semana que nos dejó otra victoria de la selección Colombia de Pékerman, muy superior a su antagonista Guatemala, mostrando serios argumentos ofensivos, un Jackson Martínez inmenso, un Cuadrado brillante, y un ritmo que a ese nivel rápido nos va a entregar el cupo para el mundial.
La sapiencia del técnico argentino, que impone liderazgo, le da confianza al jugador a través del buen trato y la motivación poniéndolo a creer en sus condiciones, y el cuadro táctico fortalecido en ataque donde está nuestra mayor virtud, lo tienen como el gran renovador, digno de admiración y respeto.
Y para no quedarse atrás, un viejo conocido por estas tierras, el ‘piscis’ Restrepo salió campeón de América en Argentina, con una escuadra que alimentó el masoquismo nacional porque aún ganando se le dio palo, en esa extraña mezcla de insatisfacción permanente o complejo que nos acompaña.
Restrepo demostró que la construcción de un equipo, por encima inclusive de sus debilidades, empieza por la convicción en lo que se tiene y en lo que sabe hacer, agregándole ingredientes tácticos y orden. Allí sobresalió una vez más el arquero Cristián Bonilla, el hijo de Hárold, orgullosamente manizaleño.
Es decir, arrancamos el año con alegrías derivadas de procesos basados en la autoestima y en el aprovechamiento de las condiciones y de la forma de sentir el fútbol de nuestros jugadores, argumentos que también deben imperar en el Once Caldas después del notable esfuerzo de Kenworth de la Montaña por montar un plantel competente.
Porque ya metidos en el campeonato local, Millonarios con Montero y Wason, Santa fe con su maravillosa plantilla, Nacional que con lo que tiene está obligado a pelear, lo mismo que Medellín y Junior, y quizá Tolima y Cali, son los llamados a marcar la pauta.
Sobre el Once Caldas es difícil sacar conclusiones con apenas 2 partidos, más sin saber cómo quedó y como jugó frente al Junior, pero la opinión sigue siendo la misma acerca del excelente armado que tiene, y la enorme perspectiva que ofrece.
Y sin ahondar porque ya es pasado, en el partido contra Cali que resultó bueno y entretenido, y pese a que faltó profundidad, fue interesante los de Rodríguez por claridad y manejo, y lo de Cabrera por desborde y gambeta, desentonando los delanteros, Jiménez en su función de pivote, y Romero, completamente perdido.
En marca no hubo grandes reparos, con un esquema agresivo, especialmente con Giraldo, Scaglia y Murillo, quienes tuvieron un adecuado complemento en Puerta y Lopera, no tanto en García quien dio ventajas por su sector.
Pero en control de pelota y como generador de las mejores acciones de campo, no ofensivas porque faltaron ante la tibieza de los atacantes, el balance fue halagador, y eso que estaba en cancha ajena y ante rival urgido. Ojala esos sean los principios básicos del nuevo modelo deportivo.
P.D. En idea que merece todo el respaldo, la barra Fidelidad Blanca viene promoviendo la compra de unos abonos económicos para entregar a 200 niños de barrios populares de Manizales. Loable campaña de corazón abierto que estoy seguro tendrá la acogida necesaria, y que por lo menos los hará sonreír un rato acrecentando su cariño por el club.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com
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