Luis F. Gómez


"Si hay que escoger entre educación y bienes de consumo, los colombianos de clase media prefieren destinar su dinero a la educación" decía una noticia en días pasados. Se trató de una comparación entre distintos países que dejó en claro que los colombianos, especialmente los de la clase media, gastan proporcionalmente más recursos en educación que en otras naciones. Este efecto es debido a la falta de cobertura de la acción del Estado en materia de educación en estratos medios.
En efecto, la acción del Estado ha permanecido, y se entiende, focalizada en el mejoramiento de la educación popular, destinada a los estratos socio-económicos más vulnerables. Y ello ha sido un gran acierto, pues se ha avanzado mucho en cobertura, y un tanto en calidad en los estratos más pobres. Pero también ha significado que otros sectores de la población, y en particular la clase media, no tengan ningún tipo de ayuda. Muchos de los hijos e hijas de padres de clase media estudian en colegios privados algunos de barrio y otros regentados por comunidades religiosas, que sin ningún apoyo estatal brinda una educación de relativa calidad y que es pagada en su totalidad por los bolsillos de los padres de familia.
Contrasta esta situación con la de otros países como Chile o Argentina, donde hay subsidios a la demanda a través de distintos mecanismos. En estos países el Estado también ayuda a los padres de familia que desean una educación por fuera del circuito oficial, que puede ser por múltiples razones: cercanía, tamaño del plantel, calidad de convivencia, educación religiosa, etc. En el marco de la libertad constitucional de escoger la educación para los hijos, los padres optan por distintas alternativas, lo cual es muy bueno para una sociedad, porque le da una pluralidad de formación para las nuevas generaciones. Y cuentan con el subsidio estatal, en algunos países es como un bono con el cual llega cada estudiante, en otros, es a través del pago oficial de los profesores de estos establecimientos. Pero el punto es que parte de los costos son asumidos por el Estado.
Al no existir este apoyo en Colombia, se refleja en los altos costos que deben pagar los padres y madres de familia, como lo arrojan los datos de la investigación.
Pero la equivocación del Ministerio de Educación no ha sido solamente esta falta de universalización del apoyo a la educación, sino que también ha limitado a los colegios privados el incremento de sus costos educativos desde el 2014, dando un incentivo muy pequeño a los colegios en muy superior y una pequeñísima adición para los certificados en calidad. La ministra ha dicho que una de las razones era que los costos de la educación en la canasta familiar estaban creciendo por encima del promedio y que sencillamente estaban empujando la inflación hacia arriba. Y es cierto. La educación proporcionalmente ha elevado sus costos por encima del promedio. Pero hay que ver qué hay detrás de este hecho: una mejoría interesante en la propuesta educativa, como, por ejemplo, mayor intensidad de inglés, o nuevas áreas como la robótica, formación de los docentes, etc. Igualmente, otro hecho que silenciosamente pero casi todos los colegios han decidido hacer: el mejoramiento de los salarios y condiciones de los docentes, que implica un reconocimiento social a la vocación del educador. Pues bien, la ministra está escandalizada con ello. ¡Qué falta de visión!
Se comete un grave error de política pública al congelar los costos educativos (pensiones y matrícula) del primer año ofrecido, donde se tenía para un buen número de planteles libertad de fijación. Ahora solamente se puede subir el 3%, es decir, la inflación. Será entonces imposible financieramente para los colegios emprender nuevos proyectos y la mejora de las condiciones de los maestros y maestras. Qué muro tan insensato colocan a la educación privada.
La política educativa no se puede manejar de forma tan demagógica y simplista. Hay que apostarle de veras a un mejoramiento profundo de la calidad y ello cuesta. Y no importa que ello incremente la inflación, pues es más importante el mejoramiento de la educación de las nuevas generaciones que un medio punto de inflación adicional en el país.
Si el Estado colaborara con la educación de la clase media, se podrían reducir los costos y hacer mayores inversiones. ¿Será que en el futuro podremos soñar con ello? ¿O ganarán los estatistas que solo ven la educación oficial?
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