Ignorando el resultado del partido contra Millonarios, y a propósito del cuadrangular que le correspondió en suerte al Once Caldas, no se podrá quejar el señor Pineda, ni su Junta Directiva, de la calidad de contendientes que tendrán en esta instancia del campeonato.

Difícil escoger conjuntos con mayor historia, lo que garantiza ingresos importantes por concepto de taquilla, punto a favor del Club que verá refrescadas sus finanzas, con margen de maniobrabilidad en la parte comercial para incrementar aún más sus entradas.

De igual manera el Sachi Escobar debe darse por bien servido, pues si el Once Caldas se convierte en actor estelar de las finales, esto le otorgará mayores dividendos a su trabajo, en un grupo que sin duda, roba la atención de los seguidores del fútbol nacional.

Y en caso de una eliminación, podrá escudarse en la talla de sus rivales para justificarla, reclamando su permanencia en el consabido discurso de que tenía menos, de que la nómina se la armaron, y de las condiciones adversas al tener que visitar plazas tan complicadas.

Además, mirando el estilo de juego de Santa fe, Millonarios y Cali, el blanco blanco se topará con escuadras que no se esconden, que practican un juego frontal, sin especulaciones, lo que de cierta forma puede favorecer sus pretensiones.

Todos se caracterizan por ser punzantes y peligrosos arriba, y por sus flaquezas en defensa, en especial Santa fe, el gran favorito, que tiene la valla más vencida de los 8 clasificados.

Sin embargo, los dos bogotanos, tanto como el Cali, llegan a esta penúltima fase de la liga con actuaciones recientes que auguran buenas presentaciones futuras, viniendo de menos a más, y entrando como candidatos fuertes para conquistar la estrella.

Por el contrario, el Once Caldas emerge con los sinsabores de una campaña sosa en rendimiento, lo que le quita presión a jugadores y cuerpo técnico, que en ausencia de favoritismo pueden resultar siendo invitados sorpresa de esta corta ronda de seis partidos.

El choque contra Itagüí, si lo recuerdan, puede llegar a ser una muestra de lo que veremos. Un fiasco si se juega como lo hizo en el primer tiempo, y un enemigo sólido, si sus actuaciones se parecen a lo ejecutado en el complemento aquella tarde en Manizales.

Hay tiempo para la ilusión, las críticas que son frecuentes y comunes por la falta de identidad debieron llamar la atención del cuerpo técnico, que ojala en esta nueva oportunidad encuentre un norte, y borre las angustias del pasado.

Porque del todos contra todos se rescata la clasificación, pues no se vio el fútbol romántico que gusta aquí, ni vertical de constantes llegadas al área rival de Osorio, ni el que sacrificó estética y ofensiva por solidez táctica y resultados de Luis Fernando Montoya.

En el ambiente flota la idea de que Escobar se quedó sin definir un esquema, y que, por consiguiente, sus dirigidos tampoco saben a qué jugar, y terminaron perdiendo la gracia, como Alcatraz García y Gonzalo Cabrera, los dos referentes de la primera mitad del torneo, quienes tras alcanzar un nivel sorprendente finalizaron llenos de lagunas y sin ideas.

Particularmente considero que la nómina del Once Caldas sin ser la octava maravilla es muy competitiva, y con eso puede bastar para ser campeón en Colombia. Ya otros lo han hecho con menos, pero es fundamental saberla utilizar.

Confiemos en que Escobar durante el receso haya capitalizado lo visto en los últimos cotejos, que haya corregido, y que el cuadrangular semifinal se convierta en esa fiesta de lujo que por calendario vivirá la afición caldense, una de las mejores del país deportivo.

DE LUTO: Nunca será fácil despedir un amigo. La triste partida de Jorge Alberto Ramírez, El Monarca, aflige el alma. A Ibeth, a sus hijas, a sus alumnos, a todos los que tuvieron la fortuna de conocerlo, un fuerte abrazo. Qué Dios lo tenga en su gloria…

Hasta la próxima…

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