Mucho entusiasmo en Bogotá por ver al Once Caldas que enfrentará esta tarde a un remozado Millonarios que marcha al frente del torneo, con una cara distinta desde que lo orienta Hernán Torres, y una solidez defensiva que pondrá a prueba el ataque albo.

Ante Chicó fueron cinco goles, que no pueden llamar a engaño porque esta versión del Once Caldas es corta en definidores, y a no ser que Gustavo Culma emerja como una gran sensación, con lo que se tiene es difícil albergar ilusiones.

Lo que no quiere decir que le cueste crear en ofensiva porque su sistema de juego vertical le permite arrimarse con propiedad al arco contrario, sino más bien porque falta un goleador de raza para capitalizar esas opciones y brindar garantías en ese sentido.

Lo demás es seriedad en el trabajo y aplicación en la cancha, con argumentos tácticos y físicos, porque al Once Caldas se le observa motivado, corriendo, presionando hasta el final, y con progresos en su función de retaguardia.

Al menos lo que se ha visto en el comienzo del campeonato, llevándose los honores Ángel Guillermo Hoyos porque está sacando provecho de un grupo inferior al del semestre pasado, dejando en evidencia la ausencia que se tuvo de un buen entrenador.

Era cuestión de ordenar, lo que nunca realizó Pompilio Páez, quien aparte de carecer de liderazgo y ascendencia, llenó la copa por tolerante en lo disciplinario, convirtiendo al club en sitio de recreo exento de responsabilidades y compromiso.

Qué daño el que hizo, continuado por Eduardo Cruz, quien no encontró herencia y fue el rey del descontrol, sin voz de mando ni capacidad de dirección, mostrando un Once Caldas sin espíritu, sin lucha, sin ganas y sin fe.

No acertó siquiera con los juveniles que se supone es su fuerte, mientras que Hoyos le ha pegado ya a varios en esa apuesta riesgosa, saliendo bien librado hasta ahora, tanto como con los foráneos que recomendó, que sin ser estrellas son rendidores.

Pablo Frontini es seguro, ofrece salida desde el fondo, tiene profundidad con el pelotazo, y se complementa bien con Emanuel Acosta, conformado una pareja prestante, distinta a la anterior que cometía error por partido.

Lucas Scaglia en el medio es un luchador con más bríos y garra que virtudes, que requiere de respaldos, y Gonzalo Cabrera por pasajes enseña una riqueza técnica excepcional, con control de balón, y gambeta, que lo hacen un volante interesante.

No sé hasta dónde alcance, y si alcanza, pero el arranque ha sido prometedor, con un Ramos en un nivel preponderante, Murillo que no desentona, y González marcando la pauta como el jugador distinto que establece las pautas del accionar creativo.

Grupo joven, inexperto en algunas líneas, que tendrá que aprender a manejar la presión de partidos bravos como el de hoy frente a Millonarios, que servirá para establecer si hay una realidad de juego, o una expresión en construcción que necesita de tiempo.

Los azules en 4 juegos suman 3 victorias, 8 goles marcados y ninguno en contra, para un balance también por encima de lo presupuestado en un equipo que sufrió lo indecible durante el primer semestre, y que se recuperó como por arte de magia.

Lo que ensalza la labor de Hernán Torres porque tiene una plantilla similar a la anterior ya que el único refuerzo en todos los partidos ha sido el panameño Román Torres, pues Wason Rentería estuvo suspendido dos fechas, y Rafael Robayo aunque es el ídolo de la tribuna todavía no encuentra acomodo.

Finalmente, felicitaciones a Óscar Vargas y los integrantes de la barra Fidelidad Blanca por la convocatoria para el juego llamando la atención sobre las precauciones a tener, con el convencimiento de que la tribuna de oriental general sur del Campín será blanca.

P.D. Allá ellos, pero muy peregrino el argumento de tirar la Copa Postobón como lo hizo el Once Caldas al confiársela a los ‘pelaítos’, en una actitud conformista, con huellas de humillación frente a un rival que tan poco era cosa del otro mundo.

Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com

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Grupo joven, inexperto en algunas líneas, que tendrá que aprender a manejar la presión de partidos bravos como el de hoy frente a Millonarios.