La noticia de moda son las amantes. Los principales medios del mundo reseñaron esta semana la noticia del exdirector de la CIA, el general retirado David Petraeus, que dejó su cargo en la central de inteligencia gringa luego de que se descubrió que tenía mozas. Unas mujeres a las que al parecer les había filtrado información que arriesgaba la seguridad nacional.

Una de ellas, Jill Kelley, decidió hablar a los medios de su affair, luego de que la otra amante, Paula Broadwell, le envió correos electrónicos en la que le ordenaba mantenerse alejada "de su hombre". Broadwell, según The Washington Post, es una "viuda del poder"; una mujer graduada de Harvard y West Point que tenía una prometedora carrera en las relaciones internacionales, pero cuya ambición la llevó a enredarse con Petraeus para usar su palanca. Una vez el exdirector le cortó el chorro de información, privilegios y sesiones de viagra, Broadwell se enojó y decidió amenazar todo lo que pusiera en riesgo su cercanía con el poder.

Su pataleta y ganas de quemarlo todo me recuerdan a nuestra gran viuda del poder, el expresidente Álvaro Uribe. Esta semana atacó a su exministro de Defensa y exembajador de Colombia en los Estados Unidos, Gabriel Silva Luján, a quien le dijo "trepador" e "inútil". Criticó al gobierno del presidente Juan Manuel Santos por ser "blando" con las Farc. Y se peleó con algunos periodistas cuando le preguntaron sobre las declaraciones que dio el mercenario israelí Yair Klein, que lo señaló de haber financiado el entrenamiento de paramilitares en el Magdalena Medio en los años 80.

Uribe, desde que dejó el cargo, se siente traicionado por casi todos los que lo acompañaron en sus ocho años. Quienes no se le han volteado están tras las rejas o prófugos. Todos los demás son "bandidos", que es como la esposa califica a la otra: bandida, trepadora e inútil.

El tema de la amante, sin embargo, lo puso de moda hace unos días el presidente del senado Roy Barreras al hablar de la "canita al aire" de Santos. Tras la aparición del mandatario en una actividad del Partido Liberal, este escudero del uribismo indicó que el Presidente había estado donde la moza pero que siempre regresaba donde la esposa (o sea el Partido de la U). "Puede suceder que cuando el marido siente que la esposa no lo atiende bien va a buscar cierta relajación en la casa del amante y eso no está bien, porque el hogar legitimo donde tiene sus hijos y que es el gran responsable del éxito de este Gobierno, es el partido de Gobierno que está en el centro de la colación y es La U", aseguró Barreras.

Lo gracioso es que ese discurso puritano, tan de los gringos con el tema de Petraeus, no le va bien al presidente del Senado. Él es otra viuda del poder, pues desde que Uribe dejó el cargo nadie parece tomarlo en serio. Ni siquiera los demás parlamentarios.

Pero Roy es una "viuda alegre". No hay nadie tan promiscuo como él. Se ha revolcado con los liberales, con los conservadores, con Cambio Radical, con la U... "Yo tengo el más profundo respeto y admiración por el presidente Uribe; además, lo quiero entrañablemente y si lo dejara de querer, no me recibirían ni en mi casa", sostuvo antes de ser elegido presidente del Senado. Pero la semana pasada dijo que se sentía muy cerca del presidente Santos, con el que tuvo una conversación "larga y cálida, como la que se tiene en la casa". Como dice la canción El Andariego, Barreras es "mariposa de mil flores".

Cómo será de "bandida" Roy que hasta ha hurgado en la próstata de Santos y el vicepresidente Angelino Garzón. Y parece que quiere hurgar en la del erario con el cuento de los arrendamientos de camionetas para los senadores. Un arriendo de $29 mil millones de pesos a 23 meses, por 200 camionetas blindadas; o sea dos por cada legislador de la cámara alta. Él es todo un senador "recto".

Aunque no le han detectado enfermedades de transmisión sexual, hay quienes dicen que Barreras es una ladilla. Otros, más agresivos, que es una gonorrea. No me atrevería afirmarlo, pero sí le recomiendo al expresidente Uribe -líder natural de la U- que vaya al urólogo, pues desde hace rato se viene quejando mucho de sus tres huevitos.