Cada ciudad colombiana es un complejo campo de estudio, su historia, sus economías, su ubicación geográfica y su composición racial, por ejemplo, moldean características únicas. Excepto un marco referencial compartido, las cifras de población parecidas poco dicen de similitudes entre ellas. Intervenir las ciudades con programas diseñados afuera usualmente desemboca en grandes frustraciones y el fracaso, debido a esa gran diferencia entre ellas. Esas "progresistas" interposiciones causan daños en los tejidos, ya sea sociales o económicos. Tienen mala mano los tecnócratas de escritorio porque ignoran la densidad de los procesos que suceden en ellas, ya que en sus estadísticas y conceptualizaciones nunca aparecen en su verdadera y singular dimensión.

Manizales posee una característica formada por décadas y ha elaborado un tejido que sustenta transacciones comerciales por más de 2.000 millones de pesos diarios, involucrando alrededor de 80.000 personas. Nosotros los manizaleños nos referimos a ella como "La Galemba" o "La Galería" con un tono despreciativo, basados en tontos prejuicios.

Nos olvidamos que Manizales sigue siendo capital de una región agrícola a pesar que ella sea asiento de muchas universidades y una que otra industria mediana. Y el sitio donde converge la urbe con su tradicional vocación rural es la Plaza de Mercado. Por la boca muere el pez, dice el proverbio y es la Plaza de Mercado la puerta por donde entra más del 80% de la comida de Manizales. Al hablar de seguridad alimentaria se debe mencionar la Plaza de Mercado y cuando se quiere hablar de riqueza igualmente se debe hablar de ella porque esos alimentos enriquecen a nuestro campo, nuestra agricultura, la grande como la pequeña. Estos dineros quedan en casa y no son atesorados por las grandes cadenas usualmente extranjeras. A pesar de los TLC la Plaza de Mercado poco importa del exterior, es comida colombiana producida por colombianos causando estabilidad económica en los campos.

Ocupa laboralmente la Plaza de Mercado de Manizales un número muy significativo de personas que exigen mucha más atención de la que se le está prestando. Apelar a la administración pública acerca de este tema creo que es pedirle peras al olmo. Para avanzar en el tema creo que es mejor apelar a la opinión pública para que de nuevo le eche una mirada a la Plaza, se acerque y observe por sí misma y constate lo bueno y lo malo, lo que le gusta y lo que rechaza. Que se empape del potencial y de la vida que hay en ese desorden, donde la presencia del Estado no es suficiente, donde la mugre de las calles contrasta con el esmerado aseo de los interiores de los pabellones. Para que la opinión pública sueñe con lo que podría ser esta Plaza de Mercado de Manizales, si todos los manizaleños cambiamos la forma de percibirla. Se ha dejado que la Plaza de Mercado se pauperice en su apariencia y se apoderen de ese espacio vital para la ciudad ciertos tipos de criminalidad que como un cáncer la van carcomiendo. Ese fortín manizaleño está amenazado y nosotros los manizaleños le hemos dado la espalda como verdaderos avestruces que ante el peligro clavan la cabeza en la arena.

No es equivocado hablar de Paisaje Cultural Cafetero y de nuestra Plaza de Marcado a la vez. Si Manizales logra concebir un nuevo concepto y actitud acerca de la Plaza de Mercado, en mucho puede orientar con esa casuística el manejo de las plazas de mercado en el país. Vimos como Pereira la erradicó demoliendo el asunto; la de Armenia fue "saneada" por el temblor; Manizales debe potencializar la suya y convertirla en un pilar a todas luces.

El 25 de octubre, a las 6 y 30 de la tarde, se inaugura una exposición en la Rotonda de Bellas Artes denominada "PURA VIDA, Cartografía fotográfica: La Galería Plaza de Mercado de Manizales", elaborada por Lina Marcela Giraldo y Sylvana Blanco, y liderada por Liliana Villegas, gran artista y mujer con sentido cívico, que no queda contenta con hacer hermosos libros sobre cocina, no deja de vista el origen de los alimentos que bellamente transforma. Con esta "experiencia inmersiva" la opinión pública puede ampliar su experiencia vivida acerca de la riqueza humana que tenemos en nuestra Plaza de Mercado.

Invito a que iniciemos el cambio y mejoremos nuestro léxico eliminando el insostenible remoquete de "La Galemba", para referirnos al pulmón de nuestra muy amada ciudad.