El señor Procurador General de la Nación le hizo el favorcito al doctor Petro. Lo convirtió en noticia nacional y con esto le dio aires para que siga con su interés de llegar a la Presidencia de la República. Aunque a algunas personas no les parece que este señor pueda llegar a ocupar este cargo, hay que tener en cuenta que en su campaña para la alcaldía de Bogotá, tenía muy pocas opciones; sin embargo, llegó a ese puesto porque el voto de opinión, que en esa ciudad es mayoritario, se dividió entre dos candidatos.

Este alcalde que en sus épocas de senador se destacó por sus capacidades como orador y como crítico de las administraciones, durante su paso por la alcaldía de Bogotá mostró que es muy malo para gobernar. La imagen que tenía ante sus gobernados e inclusive ante el país, estaba en el piso. Ahora se siente reencauchado. Tiene tribuna propia, discurso populachero y demagógico y se va a atornillar en el puesto hasta el último momento, acudiendo a todas las instancias legales que tenga a la mano, tanto a nivel nacional como internacional.

Para el común de la gente no es muy claro el oficio que desempeñan la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía General de la Nación -más conocidas como las "ias"-. Siendo muy simple en mi explicación y metiéndome en temas que no son de mi especialidad, la Contraloría debe velar porque los dineros públicos sean bien administrados; es decir, que la platica no se pierda. La Procuraduría debe velar porque los funcionarios públicos realicen bien su trabajo y la Fiscalía debe investigar los presuntos delitos penales y llevar a los responsables a juicio, para que finalmente falle un juez.

Lamentablemente el aparato judicial ha venido perdiendo imagen en el país. Además del mal ejemplo de los magistrados que hacen parte de las altas cortes, es muy preocupante lo que está pasando entre la señora Contralora y el Fiscal General de la Nación. La Contralora tiene casada una pelea personal contra el Fiscal que muy pocas personas entienden y que para lo único que ha servido este enfrentamiento, es para deteriorar la imagen que se tiene a nivel nacional de estas instituciones.

Capítulo aparte merece comentar los procedimientos del Procurador. Independiente de sus posiciones personales con respecto a algunas leyes aprobadas y de sus principios religiosos que defiende a capa y espada, este señor que es elegido por el Senado de la República, de una terna que le pasan el Presidente, la Corte Suprema y el Consejo de Estado, ha sabido conservar muy bien su puesto. Ya fue reelegido en su mandato -va para ocho años- y como tiene el poder de investigar a los congresistas y a los altos funcionarios del Estado, sabe muy bien que muy pocas personas se le van a atravesar.

No tengo ninguna duda de que estas figuras de control y vigilancia del Estado son importantes. ¿Si con ellas tenemos el nivel de corrupción que tenemos, cómo sería la situación sin ellas? Sin embargo, tampoco es sano que las personas que ocupen estos cargos, no tengan ningún tipo de control.

En los procesos jurídicos se tiene contemplada como mínimo la doble instancia. Un primer fallo lo emite un funcionario de la entidad investigadora y la segunda instancia debe ser fallada por su superior. En el caso de Petro, por su investidura como alcalde de Bogotá, esto no se da. El Procurador falló en la primera oportunidad y si el alcalde decide apelar, el Procurador también fallará la segunda instancia. Fallo que no tengo ninguna duda va a ser igual al primero. El que, como en este caso, no se tenga la posibilidad de la segunda instancia, me parece un error del sistema judicial. Hay que aclarar que no es el primer funcionario público que destituye el Procurador, ni tampoco el primer alcalde.

Mientras tanto Bogotá se seguirá hundiendo en un caos administrativo y Petro tratará de seguir fortaleciéndose políticamente. Pueda ser que toda esta campaña populista y demagógica del señor Petro, no vaya a generar problemas de orden público en un país que no se caracteriza propiamente por la paz y la concordia.