Alvaro Segura


Hace 14 años nuestra bella Manizales celebró el sesquicentenario de su fundación y recuerdo que lo hecho obedeció no sólo a un muy ajustado programa establecido con anticipación a partir de una dependencia que tuvo por varios años preparar ese festejo, desde la administración de Mauricio Arias Arango, si no a lo típico y acostumbrado en nuestra nación: fiestas, desfiles, conciertos, una que otra exposición y la firme intención de consolidar acciones y proyectos de desarrollo y crecimiento que beneficien a todos y que dinamicen la ciudad.
Pues bien, hoy estamos en una celebración aniversaria, y nos topamos con la programación de algunas actividades acostumbradas que si bien generan integración y orgullo propio, además de brindar alegría para un pueblo ávido de parranda y de festejos, no vemos propósitos de fondo o iniciativas de largo plazo que se puedan plantear o promocionar en escenarios de fiesta que son propicios para buscar el compromiso y el acompañamiento de la población en general.
Es difícil darle gusto a todo el mundo pues sí no se hace nada en fechas por fuera de quinquenios, como esta vez, salen los que critican la falta de sentido de pertenencia, de amor por la ciudad y de frialdad de la administración municipal frente a un año más de la capital caldense, pero si se hace también están los que cuestionan abiertamente porqué el derroche y la parranda frente a un aniversario que no tiene un gran significado.
Si bien estoy más con estos últimos, creo que no ha de faltar un par de actividades muy simbólicas que con un gran contenido cultural y musical, ojalá lúdico, se ofrezca especialmente para niños y jóvenes que es a quienes más hay que inculcarles el amor y el sentido de pertenencia por lo nuestro. Lo otro, creo yo, es que en los años que no marcan quinquenios, hablando en estricta matemática, pues se vaya trabajando para darle algo grande y significativo a la ciudad que sea aprovechado por todos.
¿Para qué celebrar 166, 167, 168 o 169 años de nuestra ciudad tirando la casa por la ventana, si lo que podríamos hacer es definir algo grande de cara a los 170 años? Por ejemplo, estamos a un año del cumpleaños 165 de la capital caldense, ¿por qué no plantear un gran logro a esa fecha? Tenemos 364 días para alcanzarlo. ¿Qué puede ser? Qué se yo, una idea para tan corto tiempo es por ejemplo que la ciudad tenga un gran parque de entretenimiento, porque Los Yarumos siendo bello e importante no alcanza esa dimensión estilo El Salitre en Bogotá.
Pensemos desde ahora en tener una muy hermosa Plaza de Bolívar que podamos disfrutar todos, mañana, tarde y noche, y que además de ser amable, segura, con presencia natural y no solamente cemento, congregue a propios y extraños. Porque es que nuestra sala de recibo es fría, está deteriorada, sirve de baño público en los rincones de sus murales, es peligrosa en las noches y muy a pesar de contar con diferentes y hermosos emblemas arquitectónicos a su alrededor como la Catedral Basílica, la Gobernación de Caldas y algunas edificaciones, se volvió prostíbulo, de día y de noche.
Recojo las palabras de un ciudadano que esta semana cuando en Noticias LPTV se le preguntó por el regalo que él quería para Manizales en su cumpleaños dijo que lo mejor sería darle una mano a la Catedral que tiene además el corredor polaco, pero que está deteriorada. Necesitamos con urgencia la recuperación del centro histórico, pero no sólo porque esté invadido por vendedores ambulantes y estacionarios, sino porque los prostíbulos se están subiendo de la Galería al Centro.
Comencemos por la Plaza de Bolívar, señor Alcalde, concejales y gremios. Planteémonos una pequeña intervención o una gran transformación, no sé, lo que sea mejor. Que se habrá un concurso de diseño entre estudiantes de arquitectura de la Universidad Nacional a ver qué proponen o desempolvemos las ideas que se plantearon hace cerca de 30 años entre las que figuró la que propuso el doctor Luis José Restrepo que era pasando la carrera 22 por debajo de unas escalas que integraban la Catedral con la Plaza y debajo había parqueaderos.
Esa es solo una idea, abramos la discusión, pero hagamos de los onomásticos la posibilidad de cada año vayamos caminando seguros a un proyecto que finalmente le quede a la ciudad en general, para su gusto y disfrute.
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