César Montoya


Primero los muertos.
Como fluye el manantial de la roca herida por el dedo de Dios, así salían las palabras de los labios de José Restrepo Restrepo. Fue la suya una permanente disertación pedagógica, una lámpara que jamás apagó la llama conservadora. Antonio Jiménez Estrada era un barítono. Le brotaban las frases caudalosamente con estudiada postura varonil. "Hay que hacerle sentir al partido en los ijares, la rodaja de los espolines" era un recurso suyo para encabritar las multitudes. Arturo Gómez Jaramillo fue un intelectual puro. Austero en todo. Su verbo controlado, su pluma matemática, su vida ascética. Alfonso Giraldo Jiménez tenía estampa de efebo consentido. Regalado por Dios de todos los talentos, fue un botarato. Las traiciones de Eros lo volvieron sacerdote. Pudo ser obispo. Después colgó la sotana. Se casó y el desorden y la bohemia lo sepultaron. Samuel Ocampo Trujillo o la frustración. Era el personaje del monólogo. Con él no se conversaba. Había que escucharle sus discursos ególatras, en absoluto silencio. Héctor Helí Orozco era un moreno pinchado, de Risaralda. Revoltoso y agresivo, actuaba en la tribuna como un león. Guillermo Botero Gómez fue un autodidacta. Buscó siempre los centros literarios para untarse de conocimientos universales. Repentista peligroso, mordaz y cruel en la réplica. A Marino Jaramillo Echeverri la vida lo mutó. Poco queda del orador que se devoraba los balcones. En un silencioso repliegue pastorea los últimos años de su vida, el negro Rodrigo Marín Bernal. Alguna vez dije que Marín hacía gárgaras con las palabras. Quiso ser la clonación de Álvaro Gómez Hurtado. Lo imitó en el manejo retorcido de las manos, en el ahuecamiento de la voz y en sus pausas gangosas. Julio César Uribe Acosta debió haber sido ministro, Primer Designado, ¡qué sé yo! Su vida la ató al destino de Gilberto Alzate Avendaño. ¡Cuántos, con su muerte, pasamos a los viacrucis! Ómar Yepes superó el inicial susto a las tribunas para convertirse en un expositor de tesis medulares. Su oratoria es horizontal. Convence. Su hermano Arturo, tiene una locución antagónica. Su estro es un Pegaso sin bridas. Sabe volar. Es ambicioso e imparable. La reciente contienda por la Gobernación de Caldas nos descubrió un sorpresivo Augusto León Restrepo. Ilustrado, metafórico, seductor de multitudes. Es una revelación Amparo Sánchez Londoño. Su lenguaje es castigado, concreto, ayuno de adjetivos. Es un turpial Fernando Calderón Ocampo. ¡Qué hermosas notas salen del pentagrama de su voz y qué perfecta es su dicción! A Fabio Ospina Mejía lo blinda un discurso doctoral, armado en principios invulnerables. Ramiro Henao Valencia o "El Gaitán del Oriente", como lo llaman sus paisanos. Tiene pulmón estentóreo y ademán tigresco. Luis Emilio Sierra, o el político de las buenas maneras. Su labia es suelta y cantarina. Engalana sus intervenciones con tesis propositivas. Jorge Hernán Yepes es un médico tranquilo, de palabra controlada. Los conservadores exaltan su vida y reconocen sus méritos. Es una reserva para grandes destinos. Fernando Helí Mejía es caudillesco, arrojado, valeroso. Cuando le da por demostrar su cultura, se convierte en un espectáculo sin par. Le hice rastreos, desde lejos, a Juana Carolina Londoño. Gran parlamentaria. Podría ser una excelente alcaldesa de Manizales. Jorge Hernán Mesa Botero es dueño de un irresistible y pegajoso temperamento amiguero. Maneja mensajes paternales. La suya, es la voz del abuelo. Silvio Ríos es jefe. Lo alimentan valores cívicos. Edgar Corrales, Rubén Darío Valencia, Germán Elías Gómez Isaza, Awar Mustafá, Tomás Mora, Uriel Ortiz Soto, Augusto Arango Cardona, Cristina Otálvaro, son los dueños de los horizontes que despuntan.
Capítulo aparte merece la juventud conservadora. Profesionales recién salidos de la universidad, estudiantes ambiciosos, oradores y escritores en agraz. William Ruiz Ospina es un joven abogado, favorecido por un enjambre de musas. Tiene voz inagotable y es contundente en sus intervenciones. A Diego Alejandro Tabares le hace cosquillas la política. Alegre, optimista y decidido. Ómar Reina está en la vanguardia. Se ha formado en los campos de Marte y se ha convertido en símbolo de su generación.
Inevitablemente las controversias electorales del inmediato futuro tendrán que contar con Andrés Duque Osorio, Darío Ramírez, Sandro Giraldo, Rubén Darío Castaño, Manuel Fermín Giraldo Gutiérrez, Zulema Gallego, Marco Fidel Narváez, Nicolás Toro, Óscar Yoni Zapata, Manuel Giraldo, Fredy Rojas, Pablo Cardona, Víctor Bedoya, Mauricio Restrepo, Germán Díaz, Luis Eduardo Ríos, Cristian Felipe Pareja. Ellos son la alborada del partido.
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