Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Qué decepcionante para los hinchas del Once Caldas escuchar cada tres meses al dueño del equipo quejarse por la inversión, y amenazar con que no continuará, o que va a adelantar un proceso de liquidación, lo que conllevaría a perder la ficha en Dimayor.
Cuando se hizo el negocio, la deuda con la DIAN existía y se sabía acerca de su difícil tratamiento, recibiendo de golpe una rebaja a instancias de la reforma tributaria, lo que parecía un elixir, y un impulso para intentar sobre esa base un acuerdo de pago.
Sin lograrlo, la gran amenaza para la supervivencia seguirá siendo esa obligación, y uno entiende el afán del propietario, pero nunca podrá perder el marco de referencia, y es que el Once Caldas actual es una entidad privada por más que sea un sentimiento de ciudad.
‘Si no quieren que sea liquidado Alcaldía y Gobernación tienen que ayudar’, dijo desafiante el gerente, Rafael Castañeda, advirtiéndolo como posibilidad única para mantener el proyecto, en clara reflexión de que administrativamente la gestión ha sido insuficiente.
Las taquillas decrecieron como consecuencia de una nómina insípida ante la errada política impuesta por el patrocinador, y secundada por un entrenador que solo pensó en su bolsillo, y de muy mal ojo para recomendar jugadores, montando una escuadra de medio pelo.
El técnico no pudo, así clasifique a los cuadrangulares, porque hay deficiencias en el trabajo de campo, y porque se la pasa pidiendo tiempo y paciencia, los que ya agotó, con un grupo irregular, sin estilo de juego, que no convence, y sin síntomas de recuperación.
En lo comercial la camiseta está llena de avisos, lo que supondría ingresos millonarios por ese concepto, sin que al parecer ese rubro sea significativo, lo que indica que las tarifas no representan su valor real, y que en términos de mercadeo la marca aún no se explota.
Allí podría entrar la Licorera porque no se trata de ayudar por ayudar, es buscar beneficios mutuos, tanto del que contrata la publicidad como del que la ofrece, y para que haya la debida correspondencia se requiere de un conjunto confiable, protagonista y competitivo.
‘El fútbol como tal no es negocio, no genera recursos en el corto plazo, y las inversiones nos sobrepasaron’, sostuvo también el dirigente Castañeda, a quien debe recordársele que en un año era imposible que rindiera utilidades, o se estabilizara, y que ellos estaban al tanto de lo que compraban, al costo que lo hicieron, y los riesgos que asumían.
Motivo más para comprender que se requiere un manejo del club más pretencioso, con una Junta Directiva que decida y busque soluciones, con un departamento comercial activo, y con un plantel bueno y un técnico con credibilidad, que construyan.
Sobre el primer punto, y sin dudar un solo instante de la honestidad de sus integrantes, y de la forma como cuidan los intereses de la institución, la verdad es que falta peso, y toda la responsabilidad recae sobre el propietario, quien obviamente actúa y habla sobre las cifras.
Cumplen las obligaciones, mantienen la gente al día, organizacionalmente funcionan, pero en el fútbol se requiere más, conocimiento, planes de trabajo, campañas permanentes de mercadeo y convocatoria al estadio, y sobretodo tino para armar un equipo respetable, que es la base de la pirámide del éxito.
Con rendimiento deportivo, convicción en la idea de contar con buenos jugadores porque son los cimientos de esta actividad, y con un técnico que brinde seguridad, liderazgo y empatía con el público, se desatará el nudo, y llegarán mejores momentos.
Porque insensato sería no agradecer la tabla de salvación que tendió Kenworth de la Montaña, y los esfuerzos que está haciendo por resolver particularmente el asunto con la DIAN, lo que invita más a enderezar el camino y buscar fórmulas que lo solidifiquen, antes que a plantear su desaparición como lo expresó el señor Pineda.
Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com

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El técnico no pudo, así clasifique a los cuadrangulares, porque hay deficiencias en el trabajo de campo, y porque se la pasa pidiendo tiempo y paciencia, los que ya agotó, con un grupo irregular, sin estilo de juego, que no convence, y sin síntomas de recuperación.