Segunda embarrada en asuntos que competen directamente al delegado, y un costo alto por el punto perdido, y la pobre imagen que deja la directiva en asuntos de mecánica, de reglamento, de organización, los que se deben atender con gente experimentada.

Lo que pasó con el Once Caldas en el empate 2-2 con Fortaleza es una vergüenza. Que se alineen cuatro extranjeros y nadie se dé cuenta habla mal de todos, desde el técnico hasta el aguatero, pues son los detalles mínimos de competencia que se deben conocer.

Como sucedió el día que pintaron la cancha con la leyenda del patrocinador y retrasaron el comienzo de un partido con multa económica de por medio, en otro acto folclórico con consecuencias, que desdice la excelente gestión administrativa que se viene adelantando.

Novatadas que se pagan caro, que no tienen por qué repetirse y que exigen explicaciones valederas dado que se juega con el prestigio de la institución, y se cede terreno en el campo deportivo, que de por sí está afectado por el flojo rendimiento en la Copa Postobón.

Y permítanme discrepar de quienes consideran que el Once Caldas no le presta atención a ese torneo, pues creo que el problema es que no se ha consolidado un equipo que brinde garantías, independiente de que tenga tan buenos resultados en la liga.

Tirar un campeonato por la borda teniendo con qué pelearlo es deshonesto, y estoy seguro de que no es el caso de los orientadores del plantel, siendo entonces una deficiencia en el trabajo, bien por falta de desarrollo o porque es lo que dan o les exprime el cuerpo técnico.

Insisto en que el Once Caldas no se puede obnubilar por las cifras que lo ubican tercero, y el Sachi es quien menos debe sacar pecho, porque al equipo le falta, aún no establece el modelo de juego, y hay rendimientos por mejorar para que muestre su verdadera estructura.

Por ahora, que los hinchas disfruten del momento, que tienen todo el derecho por estar arriba en la tabla, pero para sostenerse se requiere más que buena suerte, y es un contenido que convenza, que certifique los números, y en ese sentido hay una pequeña deuda.

En lo personal me sigo preguntando por qué jugadores motivados por el pago oportuno y las comodidades que se les brinda en Manizales no alcanzan el producido que tuvieron en otras instituciones, con técnicos diferentes, estando menos estimulados.

Algo falla, y si bien son los responsables directos, es bueno considerar también la forma como se les está utilizando, las oportunidades que reciben y la confianza que les otorgan, y prestarles mayor atención porque el deterioro del patrimonio igualmente es reprobable.

Esta columna fue escrita en Barranquilla, momentos después de vivir el apoteósico triunfo de Colombia sobre Bolivia que nos pone en la autopista del mundial. Y como dijo Albert Camus: "no hay lugar de mayor felicidad que un estadio lleno de fútbol". ¡Qué espectáculo!

Una selección que ha marcado 14 goles en los últimos 4 partidos, que ha recibido uno, y en la que se nota la mano del entrenador por el alto grado de integración e interés que maneja, con un grupo maravilloso, lleno de sencillez no obstante la lujuria en que se mueven.

Un equipo nacional que despierta todas las pasiones, una tribuna que jamás dejó de apoyar, totalmente amarilla, y una respuesta de profesionalismo y amor por la camiseta dignos de admirar, y principal motivo de este orgullo que hoy sentimos los colombianos.

Dicen los estadígrafos que con 22 puntos se puede alcanzar la clasificación a Brasil 2014, lo que nos hace pensar que estamos a un ‘cachito’, y que contrario a eliminatorias pasadas, la ruta está trazada, y el pasaporte será sellado mucho antes del finiquito.

Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com