Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Impredecible por decir lo menos, el Once Caldas que ha jugado bien algunos partidos, aunque sobrevalorados sus resultados, pues cada vez que gana se habla de crecimiento, de superación, de progreso, y hasta se olvidan los malos momentos.
Remató la primera parte con tres victorias frente a rivales cómodos, y el alborozo fue de tal dimensión que muchos le acuñaron el rótulo de favorito, y en las primeras dos fechas de los cuadrangulares se desplomó, sin victorias, y una eliminación casi segura.
Este diario tituló como una desinflada el pinchazo del Once Caldas en las derrotas frente a Pasto y Cali, una con alta dosis de apatía y poco vuelo volviendo a las raíces del semestre, y la otra con leve alza en el producido, pero sin la categoría para aguantar el marcador.
No hay duda de que en algunos encuentros se ha visto mejoría, con un mediocampo que tiene fútbol en Daniel Hernández y Patricio Pérez, y que en defensa el bloque ha madurado, aparte de que en general al menos ahora se intenta jugar a algo.
Claro que la motivación económica cuenta, y a falta de un definido patrón de juego, que es difícil de lograr cuando se rota tanto una nómina que es escasa, ese factor extra hace ver un equipo corriendo y con ganas, lo que representa un plus en un torneo como el nuestro.
De allí, a pensar que lo del Once Caldas es una maravilla como se escucha de manera recurrente, hay una gran diferencia, y si bien contra Millonarios se hizo una interesante presentación, ese triunfo es un alimento moral que no debe confundir.
Y como la clasificación a la final es casi que un imposible, terminar de manera decorosa esta ronda es la obligación, pero el futuro exige consideraciones varias, y una de ellas tiene que ver con un proyecto viable, duradero, sostenible, y ambicioso.
Esto no es de calenturas por un triunfo, lo que al parecer disfrutan ahora muchos aficionados, quienes con un dejo de conformismo obviaron los objetivos hasta volverlos caseros, bastando con cualquier actuación aceptable para ponderar la campaña.
Desde el hincha digamos que está bien, pero a partir del plano estructural, son numerosos los interrogantes frente a esa realidad positiva que supone el respaldo empresarial que tiene este Once Caldas para originar una propuesta confiable sobre fibras más seguras.
Hay otras opciones para adentrarse en esa etapa de consolidación, y lo ideal es acercarse a un plan de trabajo que no divida, algo que es un hecho acá por más que los interesados y parte de la prensa quieran tapar, y que ciertamente afecta la productividad y el rendimiento.
El futuro del Once Caldas es halagador si se plantea en grande como destino atractivo para hacer negocios, dadas su solidez institucional y su capacidad de inversión, por lo que ciertos cambios de manejo traerían un apoyo general que redundará en beneficio propio.
P.D. Una final verde parece advertirse en la liga colombiana, con un Nacional que cada día muestra la mano que tiene en el técnico Osorio, definitivamente un avanzado en éstas lides, con amplia ventaja sobre sus colegas, y un verdadero estratega.
En lo personal prefiero las escuadras con un plantel base porque considero que las rotaciones desestimulan, aunque en ese caso el éxito salta a la vista, primero porque tiene grupo suficiente con tres jugadores por puesto, y segundo por el nivel de todos ellos.
Y aquí es donde Osorio enseña un potencial diferente, pues saca el máximo provecho a todas sus unidades, lo que es una constante suya, pues ya lo había hecho en el Once Caldas, donde volvió figuras a Pajoy, Cuero, Micolta o Wason, y otros más que hoy ni juegan.
Total, y como con Osorio no se puede contar, y aquí no pasa eso, que bueno buscar uno parecido, que realice algo similar, y que podría estar por Pasto, con ganas de salir, lo que sería un magnifico principio para una construcción elevada.
Hasta la próxima…
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