Fernando Londoño


Anda alebrestado el cotarro santista con las recientes declaraciones del Presidente Uribe sobre las negociaciones con las FARC. Como suele suceder, reacciona nervioso el sorprendido con las manos en la masa. Pero ¡ay! quién no sabe en este país que la mesa está servida y que el doctor Santos, que anda desesperado por pasar a la Historia, sin que nos diga lo que ello significa, se quiere agarrar de este expediente para lograrlo. ¡Como si fuera cosa nueva! ¡Como si no estuviéramos hace rato notificados del hecho!
La cosa fue harto evidente, cuando en medio de las bombas que estallaban en Bogotá, una en la cara nuestra, el Presidente insistía en su famoso "Marco para la Paz", primera condición que le cumplía a los angelitos aquellos. No se arriesga semejante ridículo, sin tener ciertas garantías de que la cosa funcionará. Y el Congreso, lleno de mermelada, acudió con sus votos a refrendar aquella monstruosa claudicación de la civilización ante la barbarie.
Lo primero que del caso sabemos, es que no habrá desarme como condición para la histórica firma de semejante vergüenza. Como tampoco se hablará en la mesa del narcotráfico, un temita que para nada gusta a Timochenko, ni a Chávez, ni a Piedad Córdoba. Eso es obvio. Cuando en la reforma constitucional de marras excluyeron ese par de cuestiones esenciales, es porque no irán en las conversaciones ni serán condición del acuerdo. Eso está perfectamente claro.
Pero quedan otras cuestiones por averiguar. La primera tiene que ver con el lugar donde se cumpla aquel acercamiento grandioso. Porque si es Colombia, ello supone un despeje caguanesco al que se sabe no le marcharán los colombianos. Si es en el exterior, vamos para otro Tlaxcala, o para alguna Ciudad de Dios, o tal vez para Cuba o quizás para Venezuela. Lo de Cuba es harto probable, como que Frank Pearl, en los ratos libres que le deja el Ministerio del Ambiente, se la pasa allá, en la feliz compañía de los Castro. Sea lo que fuere, el lugar no es indiferente ni cosa de poca monta.
Viene luego el asuntillo de los invitados. Pearl pasa a ser candidato de excepción, seguramente acompañado por dos o tres de los consejeros que pululan y cuya ausencia de la oficina nadie notaría. Tampoco es descartable algún personaje de tercera vía, es decir, de aquellos que no están en parte alguna. Oscar Naranjo nos parece obvio candidato, ahora cuando se especializa, precisamente, en materia que le resulta tan gustosa como las indefiniciones, los rodeos, la disponibilidad para ir en cualquier parte de la procesión. Y a lo mejor se lleven al General Navas, novel aprendiz de penitente. Sería para Santos ese su "dream team". A nosotros nos haría menos gracia, habremos de confesarlo.
Y viene la cuestión de la materia. Santos hablará del perdón y las FARC le dirán que les importa una higa la cuestión. Porque lo de ellos es el poder. Poder para conseguir la igualdad de todos, la justicia social, la tierra para los campesinos (los campesinos son ellos mismos, por supuesto) la soberanía contra el abuso de los gringos, la recuperación de todas las empresas de servicios públicos, la nacionalización de las que se consideren estratégicas. Y por supuesto, el castigo ejemplar para los disidentes de ese gran proyecto colectivo.
Como al asunto hay que abrirle espacio, se abrirá el debate. Y oiremos, otra vez, el discurso de los mamertos que nos entretuvo por años en sus peroratas desde San Vicente del Caguán. Y demostraremos lo avanzados que estamos aceptando, por ejemplo, la prohibición de la educación privada y de la inversión extranjera en el campo. Y probablemente no se llegue a más. Ya andamos por la mitad del Gobierno y nos faltará tiempo. Por lo que le dejaremos al próximo presidente la responsabilidad de sellar tamañas conquistas o de traicionar el colosal esfuerzo de Santos por la paz.
¿Que no es de todo eso de lo que se trata? De todo eso y de mucho más. Lo que duele es que nos crean tan pendejos, como para no anticiparlo.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015