Efraim Osorio


En mis apuntes de hace dos semanas puse a trovar juntos a Antonio José Restrepo, Ñito, y a Manuel Salvador Ruiz, Salvo Ruiz, en una fonda antioqueña. Lo que es, valga la verdad, una leyenda, como lo demostró el escritor Orlando Ramírez Casas, autor del libro "Buenos Aires, portón de Medellín", en las cuatro letras que me envió, y quien generosamente me proporcionó los argumentos que demuestran el desatino histórico de la anécdota, y que componen este párrafo. Según el corresponsal, Ñito regresó a Concordia, su pueblo natal, y el mismo de Salvo, una sola vez, en 1887. En este año, Salvo tenía apenas 9, pues nació en 1878; Ñito, 32 (nació en 1855). En su libro, "De la tierra colombiana, el cancionero de Antioquia", Ñito menciona a otros trovadores, entre los cuales figura "Vicente González (alias, Vicentón)", padre biológico de Salvo, pero no dice nada de éste, que habría merecido su reconocimiento por la precocidad del ‘mocoso’ para la trova y la improvisación, suponiendo que hubiesen trovado juntos. Entre paréntesis, Salvo llevó siempre el apellido materno, porque "Vicente González no le dio el suyo, pero el hijo le salió parecido de cara y le heredó la facilidad de trovar y la gracia para echar cuentos". En conclusión, por las circunstancias de tiempo, ocupaciones e itinerarios, Salvo y Ñito nunca se encontraron, como lo asegura el periodista E. Livardo Ospina, quien afirma, además, que la copla de la Virgen no es de Salvo; tampoco, de Ñito. Textualmente, escribe: "Este cronista la oyó cantar por primera vez en un ‘chispero’ de Zaragoza, la ciudad fundada por Rodas a orillas del Nechí: era el año 1933 y el cantor la decía así: ‘Como agua herida de piedra / que abre y se vuelve a cerrar, / doncella la Virgen madre / pariendo pudo quedar" (El Espectador, Magazín dominical, 30/1/1983). Y añade: "Ciro Mendía (…) la reputaba española, andaluza tal vez, traída por los conquistadores y colonizadores’". Este escritor; Mendía, afirma que les oyó cantar a los bogas del Cauca la copla, y que Ñito ni lo desmiente ni reclama su paternidad. Las probabilidades, pues, de que Salvo hubiese trovado con Ñito y que las famosas coplas fueran de uno de los dos, son nulas, por lo que mi fuente dice: "Lo que pasa es que la leyenda es tan atractiva que el mismo Salvo terminó por meter la mentira y creérsela él mismo, como lo consignó en la siguiente copla: ‘En Titiribí: Indalecio, / Manuel Rodas y Alejandro, / y Antonio José Restrepo, / fiel compañero de Salvo’". "Cuando a la gente se le mete una cosa en la cabeza, es más fácil sacarle la cabeza que la cosa", dice que dicen el señor Ramírez Casas.
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Y como de versos hablamos… Papel Salmón (LA PATRIA, 28/8/2012) publicó esta ‘poesía’ del nadaísta Jotamario Arbeláez: "La Pitonisa. Al yo nacer, la Pitonisa / prevalida de no se sabe qué dotes / pidió a mi madre que escogiera entre estos dos privilegios / que al yo cumplir los 25 años recibiera un millón de dólares / o fuera el mejor poeta del mundo / Y la bruta escogió que fuera el mejor poeta del mundo". ¡Hágame el favor! O yo perdí por completo el sentido estético, o este mundo está loco, loco, loco. Como un chiste para ser contado en cualquier tenida etílica, está inmejorable. Pero, ¿poesía? Podríamos, entonces, escribir en forma de versos todos los chistes de Cosiaca, Pedro Rimales y Riverita, y hacer con ellos una antología singular. ¡Y muy poética!
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El señor Cristian Mejía Trujillo, columnista del periódico caldense, inventó el sustantivo abstracto ‘plebedad’ en su artículo sobre "La soledad de la Reina" de España: "…es más de lo mismo, chismes que es lo que más alimenta la envidia y el morbo de la plebedad" (LA PATRIA, 3/9/2012). O, quizá, no tuvo tiempo de consultar el diccionario. Y no es que no podamos inventar palabras. ¡Claro que sí, ni más faltaba! Pero hay que respetar la naturaleza del idioma. En este caso, la desinencia ‘-dad’ sirve para formar sustantivos abstractos, que expresan cualidad, tomados de adjetivos, por ejemplo, ‘sobriedad’, de ‘sobrio’; ‘brevedad’, de ‘breve’. Y el adjetivo de ‘plebe’ (del latín ‘plebs-bis’, la plebe, las clases bajas, el vulgo) es ‘plebeyo’ (de ‘plebeius’, del pueblo, de la plebe). Para esta clase de adjetivos tenemos la desinencia ‘-ez’, con la que se forman "sustantivos femeninos abstractos, que designan la cualidad expresada por el adjetivo del que deriva", verbigracia, de estúpido, ‘estupidez’; de sensato, ‘sensatez’, y de plebeyo, ‘plebeyez’.
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"Hay que buscar que la Cámara sea un tanque de pensamiento". Así se expresó la recién elegida presidente ejecutiva de la Cámara de Comercio de Manizales (LA PATRIA, 4/9/2012). Esta locución, ‘tanque de pensamiento’, es la traducción literal de la inglesa ‘think tank’. ¿Qué le dirá esto a una persona que desconoce estas novedades lingüísticas? ¡Nada! Porque ‘tanque’ no es más que ‘recipiente’, ‘aljibe’, ‘depósito’ y ‘vehículo de guerra’. ¿Por qué, para que todos entendamos, no hablamos de ‘grupo de expertos’, o ‘de pensadores’, o ‘de creativos’? Es castellano castizo, llano e inteligible.
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La VEINTITRÉS: La calle de la Esponsión, tierra de nadie, vergüenza de todos.
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