Alejandro Samper


El pico y placa en Manizales -con el cual no estoy de acuerdo y encuentro sus horarios absurdos- no es cosa de los taxistas. Tal vez ellos sí presionaron al alcalde para que les cumpliera su promesa electoral. Tal vez sí recogieron 40 mil firmas de personas que dicen apoyar dicha medida (nadie ha verificado que esas firmas sean reales y no son un fraude). Tal vez sí sea cierto que los taxistas están preocupados por el medio ambiente y la movilidad de la ciudad, y que el pico y placa que ellos impulsaron no es para beneficio de ellos. Tal vez.
El problema del pico y placa es el mismo que tiene a la Avenida Colón sin terminar. El que tiene a los constructores construyendo en laderas históricamente inestables. El que tiene al municipio achicando la Avenida Santander en 50 centímetros para ampliar andenes, a la carrera 23 hecha un mercado persa... En Manizales no existe la planeación.
El debate de esta semana en el concejo sobre la Avenida Colón es una evidencia de que aquí las cosas se hacen a la topa tolondra. Una obra a la que le van a invertir 164 mil millones de pesos está inconclusa porque hay predios sin comprar, porque hay predios comprados que no se necesitan (¿a quiénes pertenecían? ¿quién se benefició?), porque el trazado que se cambió de un momento para otro (¿a conveniencia de quién?).
El contralor Lindon Alberto Chavarriaga dice -ya muy tarde- que hay 17 hallazgos de irregularidades solo en esto de la Avenida Colón. Antes de que también lo agarre la menguante, debería pronunciase y tomar medidas sobre el Macroproyecto de la comuna San José. Como caricaturizó Vladdo alguna vez: que estas no vayan a terminar siendo "obras en corrupción".
Lo mismo sucede con el manejo de las vías, la circulación y el espacio público. La Alcaldía, por arte del birlibirloque, dice tener estudios que solo algunos secretarios de despacho han visto. Con documentos que no se han hecho públicos, ni siquiera en su portal de internet, justifican el pico y placa que, como ya se había dicho anteriormente, no es necesario.
¿Qué pasó con controlar el transporte público y exigirle que cumpla las normas? ¿Que usen los paraderos, que no llenen las calles con buses desocupados? El pasado viernes, a las 7:30 de la mañana, había cuatro busetas de Socobuses con el mismo destino sobre la Avenida Santander, y como iban vacías se tomaron su tiempo para circular y esperar pasajeros, afectando el tránsito normal entre la Universidad Católica y el Hospital Infantil. Pero el problema son los particulares. En Cable Plaza, en el Centro Comercial Los Fundadores y a la entrada del Centro (sector de Parque Caldas), se forman trancones porque los taxistas se estacionan sobre la vía a esperar clientes. Pero el problema es de los particulares.
Y como todo es caótico, entonces se descuida lo importante por atender lo urgente. Manizales crece caprichosa, por las exigencias de unos, las promesas de otros y el poder de unos cuantos. Una ciudad que necesita vías, pero prefiere hacer más angosta su avenida principal, como para dejarla igual a la calle real de un pueblo. Sin paraderos, ni bahías; y los que hay no se respeta. Una avenida que al paso que va solo favorecerá a los caballistas y sus dos o tres cabalgatas anuales.
El bulevar que allí organizan se puede construir sin la necesidad de disminuir los carriles de los carros, y sin afectar a comerciantes o peatones. Pero hay estudios -que no sabemos dónde están- que dicen que así debe ser.
Así se "construye" Manizales. Crece sin control, con trabajos sin concluir, beneficiando a unos particulares y no a la ciudadanía. Ahí tenemos ese inútil cable aéreo a Los Yarumos. Algo que pagamos entre todos está varado desde hace meses. Y no pasa nada. ¿Qué dice la Alcaldía? ¿Dónde están los responsables? A veces pienso que la decencia y la paciencia del manizaleño, pasó a ser resignación y güevonada.
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