María Carolina Giraldo


La situación de la Industria Licorera de Caldas (ILC) es muy compleja, en el año 2008 las transferencias de la empresa al Departamento fueron de 37.234 millones de pesos, en el 2012 fueron solo de 8.154 millones. Es probable que por el ejercicio fiscal del año 2013 no haya transferencias, pues muy seguramente la empresa dará pérdidas económicas. Sacar adelante la ILC requiere de un gran acuerdo de voluntades políticas y cívicas en torno a su plan estratégico, así como del acompañamiento de todos los caldenses.
Hoy los problemas de la ILC no se reducen a los conocidos casos de corrupción que han acompañado a la empresa, por lo menos, en los últimos 40 años. Aquellos que han aumentado su riqueza a costas de la ILC han dejado como consecuencia no solo daños en el patrimonio de la empresa, sino también una institución ineficiente, con una cultura organizacional débil construida a partir del amiguisimo y del miedo. La ILC no cuenta con un sistema de indicadores que permita monitorear la eficacia y la eficiencia en la gestión, ni siquiera tiene con un software administrativo que permita controlar los procesos de la compañía.
En ese contexto, es cada vez más difícil competir en un sector económico que tiene una tradición de contrabando y una cultura bastante compleja en términos de venta y distribución. Adicionalmente, las industrias licoreras departamentales han venido perdiendo su posición en el mercado por la entrada de nuevos competidores privados que tienen menos restricciones legales para su ejercicio comercial. Así mismo, el panorama para esta industria nacional no es el más alentador ante la inminente entrada al mercado de productos importados e inversión extranjera directa, la cual viene acompañada de un gran capital económico, técnico y financiero.
En este marco, el Gobierno departamental, la junta directiva y la gerencia han optado por dar la cara a esa compleja realidad y construir un plan de choque que permitan solucionar los problemas fundamentales para garantizar la viabilidad financiera y económica de la empresa, y así mejorar las transferencias de la ILC al Departamento que, finalmente, debe ser la preocupación primordial de todos los caldenses.
Entre los temas fundamentales de la estrategia de renovación interna se ha identificado la necesidad de realizar una reestructuración de la composición del recurso humano, desarrollar un plan de austeridad, implementar un software de gestión, un sistema de costos y un esquema de indicadores, trabajar en buenas prácticas de manufactura, llevar a cabo un análisis estratégico que defina la viabilidad económica y ambiental de la destilería e implementar un esquema integral de operación y control de la comercialización. Adicionalmente, se visualiza como estrategia de crecimiento futuro estructurar un modelo de internacionalización del ron, producto estrella de la compañía.
Es difícil que una empresa sin indicadores de gestión, sin información, con bajo control y monitoreo de los procesos y con un clima organizacional débil pueda realizar ese diagnóstico de manera aislada. Ese ejercicio, hecho desde adentro, tiene todos los ingredientes para el fracaso. En este contexto, se hace necesario contratar los estudios y los expertos requeridos para construir el plan estratégico que le permita a la empresa convertirse en el principal financiador del bienestar de todos los caldenses. Es importante que en este proceso no se caiga en el mesianismo, el plan estratégico se debe construir con los insumos internos y las recomendaciones de múltiples expertos. Las decisiones finales deben quedar en manos de la junta directiva y del gobernador.
En la ILC se está apostando por una estrategia para sacarla a flote, para que los caldenses no perdamos esos recursos que genera el monopolio rentístico de los licores. Si este proceso queda bien hecho seguramente pisará callos, se perderán amigos de la empresa e implicará esfuerzos económicos y administrativos. Por eso es fundamental consolidar un acuerdo político y cívico que respalde esta gran apuesta. Éste no es el momento para mezquindades, la ILC podrá salir de esta crisis si nos unimos entorno al propósito de sacarla adelante para que vuelva a ser la gallina de los huevos de oro de todos los caldenses, no de los pocos que la han venido exprimiendo en las últimas décadas.
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