Alejandro Samper


Alejandro Samper Arango u deme_una@yahoo.com
La monja Laura Montoya se convirtió en la primera santa de Colombia por dos excentricidades médicas ocurridas 49 y más años después de su muerte. En 1994, dicen, curó desde el más allá a una mujer con cáncer de útero, solo porque yacía en la misma cama donde murió la religiosa antioqueña en octubre de 1949. El milagro le valió la beatificación.
El segundo caso lo validó la Iglesia en 2005, y fue el del médico Carlos Restrepo. El doctor se curó de una enfermedad terminal, porque se acordó de ella y rezó "como cualquier católico en un momento de dificultad". Este milagro le valió la santificación.
No es por demeritar el poder de la difunta, pero creo que la medicina moderna y el creer en que uno se va a recuperar (lo que llaman programación neurolingüística) contribuyeron más que el espectro de la religiosa. Yo soy más pragmático. Creo más en la ciencia que en las estampitas. Pero si hoy tuviera que pedirle un milagro a alguien, le prendería velas a Juan Gossaín.
El veterano periodista, con un par de artículos publicados en El Tiempo, logró que el Estado -de cierta manera- aceptara que a los colombianos nos estaban tumbando con el precio de las medicinas y de la gasolina. Pero el milagro no está en que lo reconozca, ¡sino en que hiciera algo a favor de los ciudadanos!
En julio pasado, Gossaín publicó Colombia, campeón mundial en precios de medicamentos, texto en el que exponía que en el país había personas que debían comprar -por cuestiones de salud- pastillas con un sobrecosto de hasta el mil por ciento comparado con Europa. "La fundación Ifarma, una entidad independiente que se encarga de analizar estos problemas en América Latina y el Caribe, afirma textualmente que “Colombia ocupa el primer lugar mundial en precios de medicamentos, lo que está llevando a la quiebra del sistema de salud” (…) En Colombia existen más posibilidades de morirse que de curarse. Porque en Colombia es más barato un ataúd que un remedio".
Esto desató la ira del ministro de Salud, Alejandro Gaviria, que atacó al periodista y lo tildó de "narcisista moral" y de saborearse "en su propia ignorancia". Sin embargo, las evidencias de Gossaín fueron irrefutables, y un par de semanas después el Gobierno anunciaba que intervendrían el precio de 195 fármacos, utilizando como referencia el costo de los medicamentos en otros países. ¡Bendito seas beato Juan!
La Comisión de Regulación de Precios de Medicamentos indicó que con esta intervención el ahorro estimado en fármaco No POS es de 374 mil 971 millones de pesos. Una millonada que se tragaban los intermediarios y que ahora podría invertirse en nuestro deplorable sistema de salud. Pero ese sería otro milagro.
Gossaín también escribió sobre la gasolina. Dijo que aquí pagamos este combustible "a precio de ricos, con un salario de pobres". "El precio de la gasolina colombiana es más alto en Colombia que en algunos países que importan gasolina colombiana. Parece un juego de palabras, un galimatías, pero es una realidad muy cruda, tan cruda como el mismo petróleo" (El Tiempo, 16 de agosto de 2013).
Semanas después, ya se hacía bulla en las emisoras y en otros medios sobre la forma en que el periodista diseccionó los costos del galón de gasolina en un artículo previo (Un viaje al fondo de un galón de gasolina, agosto de 2011). En otras palabras: evidenció que Ecopetrol sí nos la estaba clavando con el aval del Gobierno.
Esta semana vimos el fallo de la Corte Constitucional en el que le quitó la facultad al ministerio de Minas y Energía de fijar el precio de la gasolina, pues eso es tarea del Congreso. Y el actual ministro de Minas y Energía Amylkar Acosta ya dijo que se reunirá con el jefe de la cartera de Hacienda, Mauricio Cárdenas, para abordar las posibles fórmulas para la reducción del precio de los combustibles. Dicen que la gasolina podría bajar hasta $1.500 por galón después de tantas alzas. ¡Otro milagro!
El ministro Cárdenas alega que no es viable el descuento pues privaría al Gobierno de $2,6 billones de pesos. Que sería un golpe fuerte para Ecopetrol y sus accionistas. Ojalá pensara a la inversa. Que pensara en el daño que le produce al bolsillo de los colombianos el aumento de la gasolina sin que aumenten de igual proporción los salarios. Pero ese es otro milagro.
Otro milagro será que los congresistas, que ahora podrán establecer el precio de los combustibles sin caer en las tentaciones de los lobbistas de las petroleras. Y conociendo su voracidad y lo rapaces que son, ellos sí son capaces de quebrar a Ecopetrol, empresa que el año pasado tuvo utilidades netas por $15 billones. ¡San Juan, ilumínalos!
Ahora le prendo velas a San Juan Gossaín. Aunque los temas de los que él escribió ya se habían tocado en otros medios de comunicación y por otros reporteros, fue gracias a su pluma que se volvieron temas coyunturales. Espero que próximamente escriba sobre cómo ganar mucho dinero haciendo poco. Mentiras, lo último que necesitamos es que amplíen las curules al senado. Amén.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015