Andrés Hurtado


Seguimos bordeando el gigantesco Vatnajökull, o sea el glaciar del Vatna. Llegamos, así, al famoso Jökulsárlón. La palabra está bien escrita, con una diéresis y dos tildes. Se trata de un lago glaciar, producido por el deshielo de una de las muchas lenguas heladas del gran Vatna. La lengua de la que hablamos se llama simplemente Breidamerkurjökull. Navegar por este lago se constituye en uno de los recuerdos más placenteros que se llevan los turistas. Algunos bloques son blancos, de impoluta blancura, con visos azules, mientras otros son sucios; esta suciedad se debe al hecho de llevar incluidas arena, piedras y tierra. Un vehículo anfibio provisto con llantas, que más parece un camión que una barca, lleva a los turistas a navegar en el lago. El vehículo se encuentra en tierra, los viajeros reciben un salvavidas y el camión se desplaza por tierra y se introduce tranquilamente en el agua; así se inicia la placentera navegación de una hora de duración, entre los bloques de hielo.
Estamos, como ya se dijo, en los dominios del Vatnajökull, glaciar que abarca casi 5.000 kilómetros cuadrados y ocupa lugar preferencial entre los glaciares del planeta. Las empresas de turismo han implementado varias formas para visitar el glaciar, formas que van desde caminatas de algunas horas, hasta el recorrido total de sur a norte, utilizando vehículos oruga; este recorrido dura cinco días y las empresas ofrecen a los clientes todas las facilidades para el alojamiento en refugios y la alimentación.
Llegamos al pueblo de Höfn, ubicado casi en el extremo oriental del glaciar. La palabra significa puerto, pero su nombre completo es Höfn in Hornafjördur. Todo el mundo lo llama simplemente Höfn. De la misma manera en Colombia los nombre largos de los pueblos son reducidos a unas dos o tres sílabas. Así Villavicencio es Villavo y Zipaquirá, Zipa.
Los islandeses son admirables por su tenacidad frente a las calamidades producidas por la naturaleza y por los hombres. La cuota de sufrimiento que han debido soportar a lo largo de la historia no tiene parangón con ningún otro pueblo de la tierra. Tal vez otro pueblo admirable, el polaco, le iguale en la cuota de sufrimiento producido por las relaciones políticas que derivan en imperialismo y ocupación. Me refiero a los llamados "tres inicuos repartos de Polonia".
Los tremendos sufrimientos de Islandia se deben a las calamidades naturales producidas por los volcanes y a la opresión de que ha sido víctima por parte de Noruega y sobre todo de Dinamarca. Cuando en el año 930 se creó el Althing, el primer parlamento del mundo como ya dijimos, se dejó la puerta abierta a la corrupción que sería, a la postre, la causante de la muerte de la corporación. En islandés el fonema "th" se pronuncia como "th" en inglés. El Althing se reservó los poderes legislativos y judiciales pero dejó los ejecutivos en manos de los "godars", los jefecillos locales de los godars, y ello fue el germen que produciría, con el tiempo, la disolución del famoso primer parlamento del mundo.
En efecto, la corrupción se enseñoreó de la asamblea, hubo rencillas, conspiraciones, asaltos, asesinatos y el tejido institucional del país se vino al suelo. No quedó otro remedio al país que pedir la ayuda de Noruega, el país de cuya coyunda se había liberado. El país del rey Hakon aprovechó rápidamente esta eventualidad y extendió su dominio asfixiante sobre Islandia. Estamos en el siglo XIII. Se firmó un acta llamada de confederación. En estas circunstancias se dio el asesinato del literato más querido de los islandeses, Snorri Sturlusson. De ello hablaremos más tarde.
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