Cuando se piensa en el devenir diario de las personas en todo el planeta y especialmente en Colombia, se llega a una conclusión aterradora sobre el comportamiento, que consiste en la conducta proclive a categorizar de una manera absolutista lo que sucede cerca o lejos.

Pareciera que todo se vuelve más fácil cuando se procede de esta forma, pero en realidad los procesos son complejos y, paradójicamente, se cae en la trivialidad que todo lo invade y desfigura. Afortunadamente, muchas personas se escapan de este manejo inadecuado a las personas. Algunos se imponen por imágenes y en no pocos casos desvirtúan la sustancia. Hay verdaderos devotos de esta práctica dignos de la pantalla.

Las diez primeras canciones de la semana cantadas por los infractores del tránsito, los diez mejores ejecutivos del año que comen ahuyama, los diez más apuestos de Bogotá que usan sandalias, los diez más beodos del país que comen chorizo, las diez mujeres más bellas del país que prefieren el color lila y la lista es tan larga que se llenarían espacios con millones de palabras y se utilizarían toneladas de papel, todo relacionado con lo más de un lado de la cadena porque expresar las peores 10 canciones de la semana que cantan las estrellas o los 10 más feos de Bogotá que son millonarios en glóbulos rojos y sucesivamente así, es poco atrayente.

De una u otra forma se llega a una reducción de la parte esencial del ser humano y por ende se cae en la falta de un concepto sustentado e integral de las personas con sus cualidades y defectos en la proporción que la vida les otorga así como a sus obras.

En otra dimensión aunque en ciertas ocasiones se confunden con los escalafones, están los concursos que atienden a cuatro variables: las normas que convocan, los concursantes, los jurados y los premios. De normas poco precisas se derivan los pésimos resultados; de la diversidad de quienes se congregan pueden aparecer resultados inequitativos y la incapacidad del jurado, como órgano plural, en el análisis exhaustivo de lo que se le encomienda, puede generar rechazos o al menos grandes controversias. La variable de los premios es muy secundaria aunque en ocasiones es el mayor acicate pero todos están conscientes de su significado y quienes concursan no los objetan ni los rechazan.

Ahora como previamente se hizo en otros países, se realiza en Colombia una encuesta para construir una lista con los mejores colombianos a través de la historia del país y de allí seleccionar o identificar quién ha sido el colombiano que por su excelencia merece ser considerado como el personaje más reconocido en Colombia.

La lista publicada con los nombres que se han beneficiado con votos de quienes participan en el proceso para llegar al que por sus condiciones será puesto en un pedestal, es tan disímil en cuanto a sus integrantes que no hay en el 90% de ellos algo que los ponga en un nivel que permita una selección equitativa.

Desde Simón Bolívar hasta María Isabel Urrutia pasando por Francisco de Paula Santander, Policarpa Salavarrieta, Antonio Nariño, Gabriel García Márquez, Carlos Valderrama, Gustavo Rojas Pinilla, Jorge Eliécer Gaitán y otros, estará el colombiano que represente al país en esta contienda. No es comprensible ubicar al Libertador y a Shakira, en las mismas condiciones por muy importante que sea esta última, que de verdad lo es.

En Argentina, el destacado fue lógicamente el Libertador José de San Martín; en México naturalmente fue Don Benito Juárez; en Inglaterra, una selección prevista con Winston Churchill; en Francia un líder inconmensurable con Charles De Gaulle; en Chile por encima de todos Salvador Allende y como en esto puede suceder cualquier cosa, en los Estados Unidos de Norteamérica fue Ronald Reagan.

Finalmente, quienes voten definirán lo que les parezca mejor y ojalá coincidan con la historia de lo inconmutable y la proyección del país.

Nota: Celebración de los 70 años de la Universidad de Caldas, sin Hospital Universitario.