Alejandro Samper Arango u deme_una@yahoo.com

Toda esta semana ha sido de decisiones "importantes". Al menos así lo muestran los medios nacionales. De elecciones en los Estados Unidos. De qué hacer con nuestros parlamentarios después de la encuesta presentada esta semana por Cifras & Conceptos, en la que muestra que el Congreso de la República es la institución nacional que menos confianza genera entre los encuestados (líderes de opinión). De definir si el paro de la Rama Judicial se levanta o no. De lo que sucederá con Interbolsa y los "repos" (que no he podido entender de qué se tratan). De temas trascendentales.

Sin embargo, por más que los veo y trato de analizarlos, no veo el punto. Qué es lo trascendental. Escuché en La W el miércoles, después de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, cómo alababan su sistema electoral. Lo transparente que era y su concepto de "winner takes it all" (el ganador se lo lleva todo) que maneja el Colegio electoral gringo en cada Estado. Decían que garantizaba la democracia a diferencia de nuestras elecciones, llenas de manzanillos chanchulleros. ¿Seguro?

El martes, durante el seguimiento de las elecciones, usé un portal de Internet (www.realclearpolitics.com) que llevaba la cuenta en tiempo real de las votaciones. En el mapa podía ir hasta cada condado en cualquiera de los Estados de la Unión. Cuanto más me acercaba y aparecía más información de esa región y de esa localidad gringa, me daba cuenta de que no es muy diferente a lo que sucede acá. Cuando el candidato republicano Mitt Romney bajaba las cifras en algún lado, sus asesores llamaban a sus tropas que de inmediato inyectaban "entusiasmo" a sus seguidores para que se animaran a votar republicano. También lo hizo el partido demócrata. No sé qué quieren decir con "entusiasmo", pero en Colombia eso significa tamales, billetes de $50 mil, tejas y bultos de cemento. Allá tal vez son cupones de K-mart.

El discurso de democracia que plantea los Estados Unidos (y que tan vehementemente defendió Julio Sánchez en su programa) existe, pero al verlo de cerca no tiene nada. Es un sistema entregado a las corporaciones multinacionales. Allá también hay manzanillos, ediles arrodillados, sobachaquetas y lobistas. Políticos decentes, pocos. Como acá, según la encuesta de Cifras & Conceptos.

El único que se salva es Jorge Enrique Robledo, y creo que es porque es más fácil criticar a nuestro Estado -corrupto y vendido- que defenderlo. Al menos se ve más limpio.

La rama judicial en huelga, ¿han notado la diferencia? En estas tres semanas de paro la impunidad parece ser la misma, haya o no jueces y fiscales. Quienes más se van a beneficiar son los peces gordos -unos Nule, un Andrés Felipe Árias-, y las niñas de los Andes del caso Colmenares. Nada raro. La justicia siempre ha sido para los de ruana, haya o no paro.

El descalabro de Interbolsa no es más que un negocio montado por unos corredores de bolsa, para corredores de bolsa, y algunos que creen que se harán millonarios con burbujas y especulaciones. Como las pirámides.

Entonces vuelvo y releo las noticias para ver si hay algo que me haya perdido para encontrar lo trascendental en esta información. Nada, y eso que hay mucha. Es como la luz del día y las estrellas: entre más luz hay, menos se ven. Y cuando podemos ver el universo, esa enormidad que según los astrónomos contiene más de 100 billones de galaxias, solo vemos cinco... y eso si tenemos buena vista. Todo lo que parece ser importante, es invisible.

Recordé, entonces, el magnífico discurso del escritor y comediante inglés John Lloyd sobre la invisibilidad, que dio en las sesiones de conferencias TED. "Entre más cerca vemos algo, más desaparece. De hecho, si vemos muy cerca las cosas, de la estructura básica de la materia, no hay nada ahí. Los electrones se vuelven una mancha y solo queda energía. Y no podemos ver la energía".

O sea hay algo, pero no hay nada. Sin embargo esa nada, parece estar jodiendo a medio mundo; o al menos a medio país. Pero esa nada nos distrae de cosas que realmente son importantes. ¿Cuáles son? No sé, porque no las veo.