Para decirlo simplemente: se está en campaña política. No hay fecha exacta de inicio. Desde hace varias semanas los congresistas vienen presentando informes generales o parciales de sus gestiones, luego del prolongado Síndrome del Búho, mediante la utilización de los mecanismos que les ofrecen los medios de comunicación. Datos y conceptos aparentemente desprevenidos le llegan al ciudadano, pero interesados para quien ocupa un escaño en el Congreso, lo que apenas es justo, debido a que fueron elegidos por la sociedad fundamentalmente para legislar, pero les piden y anexan otras actividades como tramitar, ayudar en distintas necesidades y aconsejar en variados temas importantes para el país o la región.

También direccionan las administraciones, como puntas de lanza si los gobernantes se dejan, a través de los candidatos impuestos extraídos de sus huestes políticas con el fin de que sean nombrados y se desempeñen en los cargos del Estado, o sean los receptores de contratos. Algunos pocos, y bienaventurados sean, ayudan a gobernar.

Entre los congresistas que tiene el país hay de todo, tanto en personalidades, intereses y resultados a favor de la sociedad en general, ya no exclusivamente de sus electores, aunque esta es una confusión frecuente de quien eligió y de quien fue elegido. Las leyes se construyen por interés general de la nación o de la región y no de un grupo de personas.

Dos hechos suscitados la semana anterior son el índice de que las campañas avanzan: el señor expresidente Álvaro Uribe Vélez, con el anuncio de los nombres de sus escogidos para las próximas elecciones del Congreso y la inauguración de la sede del Buen Gobierno con la presidencia de Germán Vargas Lleras. Ambos comenzando para alcanzar la velocidad de crucero.

No tardaron las voces en contra de varios integrantes de la lista del Centro Democrático, por variadas razones. Las opiniones son eso y nada más. Quien denuncia que vaya a la justicia. El problema radica en el listado y si este es cerrado, voto amarrado o abierto, lo cual tiene implicaciones electorales que no siempre dependen del elector, porque le restringen su escogencia autónoma.

Los ciudadanos deben comenzar desde ahora a analizar primero íntimamente, y luego en público, con quien deseen, los resultados de las gestiones de los actuales congresistas en los tres años y dos meses que llevan en el Capitolio.

Sin lugar a equivocaciones, la fallida reforma a la justicia fue el peor momento del Congreso por la mecánica que se adoptó para buscar su aprobación y cuando se retractaron los congresistas, con disculpas que evidenciaron una insensatez, por decir lo menos, imposible de creer en un senador o un representante, de quienes se supone, solo una suposición, que deben ser personas acrisoladas e indemnes de torpezas de esa clase.

Unos se merecen volver al Congreso y a otros es mejor olvidarlos. Algunos fueron allá a pensionarse luego de una vida dedicada a otros menesteres lejos del servicio al Estado, en ello tienen la culpa quienes los promovieron y aquellos que votaron por ellos. Algunos, solo unos, de esos pensionados o en vías de pensionarse, han sido una sorpresa por sus actividades en bien de los ciudadanos.

A los congresistas hay que exigirles mucho día a día, por sus labores y los resultados de sus actividades en el Capitolio, aunque no siempre sean medidas en números.

Los electores son responsables por el Congreso que se elige. Nadie más tiene la culpa o la fortuna. Los votantes absolutamente libres deben ser reflexivos y seleccionar lo mejor. Los ciudadanos que están amarrados, políticamente deben confrontar a los candidatos. Los comprometidos corruptamente a determinados candidatos deben liberarse. Nada fácil porque después las lamentaciones no sirven.

Nota: Es hora de que el municipio de Manizales y las universidades con programas de salud se identifiquen en la importancia de tener hospitales universitarios. ¿Por qué es imposible entregar en comodatos, previos análisis y definiciones, los hospitales de Caldas y el Geriátrico?