La Ley 1508 de 2012 reglamentó las asociaciones público-privadas como un instrumento de apalancamiento para obras o servicios públicos con capital privado. Y ahora todos los alcaldes hablan de este recurso y nos estamos haciendo muchos sueños. Entre ellos el alcalde de Manizales.

En efecto, la Ley las define como "un instrumento de vinculación de capital privado, que se materializan en un contrato entre una entidad estatal y una persona natural o jurídica de derecho privado, para la provisión de bienes públicos y de sus servicios relacionados, que involucra la retención y transferencia, riesgos entre las partes y mecanismos de pago, relacionados con la disponibilidad y en el nivel de servicio de la infraestructura y/o servicio". Estas asociaciones son un instrumento bien interesante, pero los privados no son ingenuos y solo invierten donde tendrán buenos retornos. Por ello, si se quiere que los proyectos realmente logren seducir a los inversionistas, deben estar bien estructurados. Y particularmente deben estar formulados de forma responsable, tanto para no quebrar al privado, como para evitar empeñar los bienes públicos o su rentabilidad de manera exagerada. Los riesgos que asumen estas asociaciones deben ser compensados, pero sin excesos.

Pues bien, el alcalde de Manizales, en el corte de sus 300 días, habló con mucha ilusión de este expediente que la Ley ha abierto. En particular mencionó diversos proyectos como los cables, la remodelación de la antigua terminal, la escombrera, la zona franca, Expoferias, la generación de energía, el turismo y hasta Aerocafé. Es fácil hacer esta enumeración, pero insistimos que detrás de cada uno de estos proyectos debe haber una batería de estudios y estructuraciones que demuestren su validez y viabilidad. Y es aquí donde normalmente el Estado se queda corto. Nuestra capacidad técnica es poca a este nivel. Pues bien, acá una alianza entre el municipio y las universidades podría dar muy buen fruto para ayudar a consolidar estos proyectos.

Si se quiere evitar que caigamos en la retórica idealista, o peor demagógica, hay que ponerle al tema profesionalismo y el conocimiento está ya en las universidades, es allí donde el alcalde debería tocar primeramente para consolidar los proyectos. Solo así podrá salir a venderlos.