A los seres humanos nos gustan los juegos de suerte y azar. Los gringos por ejemplo, son grandes apostadores, tanto que tienen una gran ciudad que vive del juego. En el medio nuestro son muchas las personas que pasan sus ratos libres jugando cartas o bingo. Se dice que la salud y educación dependen económicamente del juego y del licor y son muchos los ciudadanos que juegan diariamente el chance, y/o compran su billetico de la lotería o el Baloto y hacen castillos en el aire con la plata que de pronto ganarán.

El manejo de las loterías está regulado a nivel nacional y se tiene establecido que cada departamento solo puede tener una lotería y en nuestro caso se tomó, hace ya muchos años, la decisión de entregarle el manejo y la explotación de ésta al Municipio de Manizales.

El anterior gobernador del Departamento trató de crear una lotería departamental. Decía el doctor Aristizábal que quería mejorar los recursos para la salud y planteaba que los directivos de la Lotería de Manizales no eran lo suficientemente agresivos para vender billetes. Lamentablemente este proceso fallido generó una gran controversia entre el municipio y la gobernación que llegó hasta los estrados judiciales.

La Lotería de Manizales al ser una entidad pública le es muy complicado ser agresiva en su comercialización, además, en los últimos años han entrado en la competencia juegos que gustan mucho como el chance y el Baloto. Atrás quedaron las épocas en que las loterías vendían más del 90% de sus billetes, hoy las loterías a nivel nacional no venden más del 10% y Manizales está entre el 6% y el 7%.

El juego de la lotería, como la mayoría de los juegos es un tema de probabilidad y estadística, a mayor cantidad de billetes vendidos se aumenta la probabilidad de que caiga el premio mayor y los demás premios en poder del público, de modo que mayores ventas no implica mayores utilidades. Lo que se requiere es que el gerente esté muy atento de la relación ventas-premios que caen en poder del público para que no se vayan a afectar los recursos de la lotería y sobre todo no se afecten las transferencias que se hacen a la salud.

El año pasado la Lotería de Manizales le transfirió al Fondo Local de Salud aproximadamente $1.700 millones y a la Dirección Territorial de Salud de Caldas aproximadamente $820 millones, cifra nada despreciable, teniendo en cuenta que la lotería además de tener que enfrentar las competencias que tiene, debe pagar comisiones a los loteros (el 20% del valor del billete), a los distribuidores (el 5% del valor del billete) y a los departamentos foráneos cuando el billete se vende en estos (el 10% del valor del billete).

El funcionamiento de nuestra lotería va unido a la administración del hospital, debido a la decisión que se tomó hace algunos años de entregarle el manejo de esta entidad de salud al Municipio de Manizales, lo cual está siendo demasiado costoso. Hoy en día el municipio tiene que velar por el manejo del Hospital de Caldas y por la suerte de sus pensionados. Compromiso de no poca monta y que pienso que es muy difícil reversar la decisión de entregar el manejo de la lotería al departamento, porque si ésta se entrega también hay que entregar el hospital, con pasivos y todo y ¿quién lo va a recibir?

Anteriormente la Lotería de Manizales era la que adjudicaba la concesión del chance y se encargaba de su control y manejo, sin embargo en la administración departamental el doctor Luis Alfonso Arias se tomó la decisión de reversar esta decisión. Mario Aristizábal en una decisión polemizada rebajó la cifra que los concesionarios tenían que entregarle al departamento por lo que tiene un proceso ante la Contraloría General de la Nación con sanción en primera instancia y que puede tener repercusiones penales, pero que además enrareció el ambiente para las futuras adjudicaciones de la explotación del chance.

Mientras tanto en buena hora el señor gobernador Echeverri tomó la decisión de cancelar el interés de crear una lotería de departamental, con esto no solo se da un mensaje de tranquilidad y seguridad a la Lotería de Manizales, sino que genera una sensación de paz en la relaciones Gobernación-Alcaldía tan necesarias.